lunes, 31 de agosto de 2020

Xesús predicou o Reino de Deus e veu a Igrexa

       Esta reflexión tiene como punto de partida el tema del último número de Iglesia Viva, ¿“Todavía el Reino de Dios”?, y quiere ser un recuerdo de un gran testigo del Reino de Dios: Pedro Casaldáliga.

       Desde una perspectiva lingüística hacer referencia al Reino de Dios parece que está fuera de lugar, puesto que para todo lo relativo al reino y a la monarquía, sobre todo en nuestro país, no corren tiempos propicios; pero desde el punto de vista bíblico tiene su significado y contenido propios, y, creo, que hoy día se puede aplicar con todo su vigor y amplitud de significado.

       Jesús de Nazaret, siguiendo la tradición veterotestamentaria, emplea el término “Reino de Dios”, pero, como explicó a Poncio Pilato, su reino no es de este mundo, es decir, no tiene la estructura de poder como los reinos del mundo, porque, aunque se trate de un reino, no hay poder, sino amor, siendo Dios el epicentro del mismo, y la relación de Dios con sus “súbditos” viene marcada por el amor, la comprensión y la misericordia y éste es el mismo principio que ha regir la relación de los miembros del reino entre sí. En este reino no impera la ley, la norma o la autoridad, sino la libertad, el amor, la comprensión y la misericordia.

       La comunidad humana que configura el Reino de Dios, y era la pretensión fundacional de Jesús de Nazaret, se integra en torno a unos valores éticos propuestos en las bienaventuranzas, en la parábola del samaritano, en el llamado “juicio final”, etc., cuyas coordenadas son el amor y la misericordia. Se trata de una vivencia tanto personal como comunitaria que se relaciona verticalmente con Dios y con los demás en su horizontalidad. No hay leyes o normas externas que marquen ce por be lo que se debe hacer en cada momento, puesto que “el sábado está hecho para el hombre” y no al revés. Así lo entendió y así lo practicó la Iglesia primitiva de Jerusalén, cuando, según el relato de los Hechos de los Apóstoles, permanecían juntos, en comunidad, unidos en la oración y en la fracción del pan y no había necesitados entre ellos, porque todo lo ponían en común.

       Cuando el Reino de Dios se institucionaliza sin más, se convierte en Iglesia, como dice A. Loisy: “Jesús predicó el Reino de Dios y vino la Iglesia”. La estructura institucional es necesaria en todo quehacer organizativo humano, pero no puede ser el epicentro hasta el punto de desbancar a la vivencia personal y comunitaria, a la libertad personal y comunitaria, al estar todo controlado por la norma y la ley. Como advertía el profeta Isaías ( Is 2,1-5) la norma viene del templo, que es tanto como decir del clero, de la jerarquía. El Reino de Dios se convierte en Iglesia y ésta en “sociedad perfecta”, en un Estado; una sociedad política más, controlada por el poder y por la ley, y si es dictatorial, mejor, abandonando así las exigencias de ese Reino.

       No llegó a buen puerto el intento de san Agustín de Hipona de identificar Iglesia y Reino de Dios en su De civitate Dei, menoscabando, sobre todo, el concepto de Reino de Dios, como lo evidencia la Historia de la Iglesia y del Papado a través de los tiempos; tiempos de cismas, de cruzadas bélicas, de poder político y religioso (el papa mediante el llamado “poder de las dos espadas”, como ya reconocía a finales del s. V el papa Gelasio I en su carta al emperador Anastasio, controla el poder político y el religioso), de anatemas de herejes y de doctrinas (como ocurría en los Concilios, en el anecdotario del Vaticano II se recoge la extrañeza de los obispos españoles porque no se proponía ninguna condena de doctrina y no se declaraba ningún dogma), de Syllabus condenatorios de asuntos sociales, políticos, religiosos… Es conmovedor, a este respecto, el testimonio del teólogo francés Y. Congar (la lista de testimonios sería larguísima), que recoge en sus Diarios, y que soportó tres “exilios” impuestos por el poder vaticano y por su Orden de dominicos como consecuencia de sus reflexiones teológicas, al parecer, contrarias a las posiciones “oficiales”: “Acepto a Dios, su visita… No acepto a la Gestapo… No tengo derecho a sacrificar el servicio a la verdad”.

       Con el reduccionismo del Reino de Dios a la Iglesia, éste pierde su vitalidad y la Iglesia se transforma más en Estado, en sociedad política, que en comunidad de creyentes en el Cristo resucitado. La Iglesia, católica por supuesto, no es el Reino de Dios; éste es un concepto más amplio y comprensivo, como cuando se decía que fuera de la Iglesia, católica por supuesto, no hay salvación, doctrina que corrigió el concilio Vaticano II. Ahora bien, la Iglesia ha de asemejarse al Reino de Dios, puesto que es factor importante para que Dios reine en el mundo y para ello ha de asumir los paradigmas de dicho Reino: más amor y misericordia y menos leyes y normas; más acogida a los pobres, a los emigrantes y refugiados, a los oprimidos, a los sin techos… y menos riquezas y propiedades; más disponibilidad de servicio y menos exaltación de poder y mando, como recomendaba san Bernardo de Claraval a su amigo el papa Eugenio III: “Te dejas agobiar por toda clase de juicios sobre toda suerte de cosas exteriores y seculares; sólo te oigo hablar de juicios y leyes; todo ello, y las pretensiones de riquezas y de prestigio, proviene de Constantino, y no de Pedro“.

       La Iglesia como motor imprescindible para llevar a cabo el Reino de Dios en la tierra ha de eliminar otro reduccionismo enormemente dañino y perjudicial para la propia Iglesia: considerar el Reino de Dios como algo escatológico, situarlo en el más allá. Los valores éticos y religiosos del Reino de Dios pertenecen a la historia y no se pueden aplazar al final escatológico. Es una contradicción que clama al cielo que la Iglesia pretenda transformar la realidad histórica desde el pietismo, desde la fe sin más: lo único que importa es la relación personal con Dios sin tener en cuenta la realidad que nos circunda. La fe es don, pero también es tarea, un quehacer liberador y transformador de la realidad que no se ajuste a los valores éticos del programa de la Bienaventuranzas. Como sugiere I. Ellacuría, el Reino de Dios supera la dualidad entre lo personal y lo estructural, entre ética social y ética individual, pero no es sólo cuestión de fe, sino también de obras, de praxis configurada por el evangelio de Jesús de Nazaret.

O Papa invita aos cristiáns de todo o mundo a unirse para o #TiempoDeLaCreacion

 La iniciativa se desarrollará del 1 de septiembre al 4 de octubreLa Iglesia celebrará la Jornada Mundial de Oración por la Creación el próximo 1 de septiembre

El Tiempo de la Creación es una época para renovar nuestra relación con el Creador y toda la creación a través de la celebración, la conversión y el compromiso juntos. Durante el Tiempo de la Creación, nos unimos a nuestras hermanas y hermanos de la familia ecuménica en oración y acción por nuestra casa común.

 El Patriarca Ecuménico Dimitrios I proclamó el 1 de septiembre como día de oración por la creación para los ortodoxos en 1989. En efecto, el año de la Iglesia Ortodoxa comienza ese día con una conmemoración de cómo Dios creó el mundo. El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) fue fundamental para convertirlo en un tiempo especial, extendiendo la celebración del 1 de septiembre al 4 de octubre.

Tras el Patriarca Ecuménico Dimitrios I y el CMI, los cristianos de todo el mundo han acogido este tiempo como parte de su calendario anual. El papa Francisco hizo oficial la cálida bienvenida de la Iglesia Católica Romana al Tiempo de la Creación en 2015.

 En los últimos años, los líderes religiosos de todo el mundo han formulado declaraciones en las que animan a los fieles a dedicar tiempo a cuidar de la creación durante este mes de celebración. Este periodo comienza el 1 de septiembre, con la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y termina el 4 de octubre, en la fiesta de San Francisco de Asís, el santo patrón de la ecología amado por muchas denominaciones cristianas.

 A lo largo del mes de celebración, los 2.200 millones de cristianos del mundo nos unimos para cuidar de nuestra casa común.

 EL TEMA DE ESTE AÑO: JUBILEO POR LA TIERRA

Cada año, el comité directivo ecuménico sugiere un tema para armonizar la celebración de las comunidades cristianas en este tiempo. Para el Tiempo de la Creación 2020, el tema sugerido es “Jubileo por la Tierra”: Nuevos ritmos, nueva esperanza”.

Este año, en medio de las crisis que han sacudido nuestro mundo, hemos descubierto la urgente necesidad de sanar nuestras relaciones con la creación y entre nosotros.

 Este año, durante este tiempo, entramos en un período de restauración y esperanza, un jubileo para nuestra Tierra, que requiere formas radicalmente nuevas de vivir con la creación.

Los cristianos de todo el mundo aprovecharán esta época para renovar su relación con nuestro Creador y con toda la creación mediante la celebración, la conversión y el compromiso.

 El Tiempo de la Creación de este año es un momento para considerar la relación integral entre el descanso de la Tierra y las formas de vida ecológicas, tanto en lo económico como en lo social y político.

 Este año en particular, la necesidad de sistemas justos y sostenibles ha sido revelada por los efectos a gran escala de la pandemia mundial de COVID-19.

 Como seguidores de Cristo de todo el mundo, compartimos un papel común como custodios de la creación de Dios. Nos regocijamos en esta oportunidad de cuidar de nuestra casa común y de nuestras hermanas y hermanos que la comparten.

 En este enlace puedes contactar con la Delegación Diocesana de Justicia, Paz e Integridad de la Creación.

A parroquia non é so relixión, é algo co que a xente se identifica moito.

 


Óscar Santiago, arcipreste da Terra Chá, cre que as unidades pastorais son consecuencia lóxica dos cambios na sociedade

Lonxe quedan os tempos en que cada parroquia tiña o seu crego. Diminúen as vocacións e medra o traballo dos sacerdotes, aínda que tamén se tentan artellar medidas que respondan á situación actual. O bispado de Mondoñedo-Ferrol está a desenvolver un proxecto de creación de unidades parroquiais, agrupando o traballo dos curas.

 Dende hai anos funciona a de Vilalba; comeza a dar os primeiros pasos a de Castro de Ribeiras de Lea, e está prevista a de Guitiriz-Begonte. Óscar Santiago, arcipreste de Terra Chá e párroco dos concellos de Guitiriz e de Begonte, cre que cómpre decatarse das novas circunstancias.

 -Se se fixeron concentracións parcelarias, hai que facer tamén concentracións parroquiais?

-Si e non [ri], salvando as distancias. Por unha banda, hai falta de vocacións; por outra, Galicia ten moitas parroquias. Somos poucos curas, e hai que concentrar. É algo que pasa en toda a sociedade, non só nas zonas rurais: o plan de unidades pastorais inclúe toda a diocese [de Mondoñedo-Ferrol]. Cómpre concentrar recursos para dar a mellor atención posible.

 -Entende a xente estes cambios?

-Creo que para a xente de máis idade é máis difícil de entender. Dende o punto de vista cultural a parroquia é unha unidade básica. Agora, quizais haxa que facer o esforzo e ir á misa a outra parroquia, e iso custa algo máis. Para algunha xente, é un esforzo ir á misa doutra parroquia.

 -A parroquia é algo presente na vida da xente, non lle parece?

-Si. Non é só algo eclesiástico. A parroquia non é só a relixión; ten a súa estrutura, é algo co que a xente se identifica moito. A xente fala da súa parroquia... O concepto de unidade pastoral contrasta un pouco con esa idea, pero é lóxico.

 -Haberá receos entre parroquias?

-Creo que non. O que se debe facer, dentro das posibilidades, é non abandonar as parroquias. Os enterros e os cabodanos deben facerse, se é posible, en cada parroquia. Unha cousa é que os cultos dominicais non cheguen a todas as parroquias; pero outras celebracións -as primeiras comuñóns, por exemplo- deberían manterse.

 -Pérdese relación social?

-Si. Haberá que crear comisións. O cura non pode estar presente en todas parroquias. Hai que ir pouco a pouco, pero téntase fortalecer o papel dos laicos.

 -Como cambia o traballo dun cura con tantas parroquias?

-Andamos un pouco apurados nas fins de semana; pero o importante é o contacto coa xente, que saiba que o cura está aí para o que faga falta. É imposible chegar a todo o mundo. Antes o cura coñecía a toda a xente; agora é complicado, porque alguna xente só a ves cando vas celebrar unha misa.

 -Mantense coma antes a relación entre o cura dunha parroquia e os veciños?

-Si. Hai xente que me ten invitado á súa casa. Cando podo, vou. Ás veces, remata a misa e saio con algo de présa; pero a misa é un lugar de encontro para os veciños.

 A media de idade dos párrocos chairegos supera os setenta anos. Óscar Santiago Sanmartín ten 48 anos e é un dos cregos máis novos da comarca da Terra Chá. Son poucos os dunha idade algo semellante á súa e moitos os que teñen máis anos. Santiago comenta que a idade media dos párrocos chariegos anda polos 74 anos, e engade que ese dato axuda a explicar con certa claridade a necesidade de crear unidades pastorais.

 Lembra que o bispo de Mondoñedo-Ferrol xa se foi reunindo con veciños da Terra Chá para comentar os cambios previstos. A unidade pastoral de Guitiriz e de Begonte terá parroquias deses dous concellos. A de Castro de Ribeiras de Lea incluirá parroquias pertencentes a Castro de Rei, a Outeiro de Rei, a Cospeito e a Pol, e estará atendida por tres sacerdotes.

 

Fonte: La Voz de Galicia

Tempo de creación, do 1 de setembro ao 4 de outubro

 O Tempo da creación é un tempo para renovar xuntos a nosa relación co Creador e toda a creación a través do arrepentimento, a reparación e o gozo.

 Historia

 En 1989, o patriarca ecuménico Dimitrios I dos ortodoxos, estableceu o 1 de setembro como a xornada de oración pola creación. Desde entón, anglicanos, luteranos, evanxélicos e cristiáns reformados acolleron este tempo como parte do seu calendario anual.

O Papa Francisco fixo oficial a cálida benvida da Igrexa católica ao Tempo da creación en 2015 e segundo palabras do Pontífice: “Este é o tempo para habituarnos de novo a rezar inmersos na natureza, para reflexionar sobre o noso estilo de vida, para emprender accións proféticas que orienten o planeta á vida, no canto de conducilo á morte”

 Enfoque do Tempo da creación

 Durante o Tempo da creación unímonos aos nosos irmáns da familia ecuménica en oración e acción pola nosa casa común.

 Este ano, no medio das crises que sacudiron o noso mundo, comprendemos a urxente necesidade de sanar as nosas relacións coa creación e entre nós.

 Datas importantes

 O Tempo comeza o 1 de setembro, coa Xornada Mundial de Oración polo Coidado da Creación, e termina o 4 de outubro, na Festa de San Francisco de Asís, o santo patrón da ecoloxía amado por moitas denominacións cristiás. Ao longo deste mes de celebración, os cristiáns de todo o mundo uniranse para reparar e restaurar os lazos que nos sanan. E comprométense a formas radicalmente novas de vivir coa creación.

 "e outra que ve vir o futuro que nos espera" isto vai ser o que nos espera a curto prazo...........

viernes, 28 de agosto de 2020

Dios te quiere y tú no lo sabes..

En una ocasión vi un grafiti que decía: «El hombre está solo». La frase no tenía nada de original, pero me llamó la atención. Traté de imaginarme a la persona que lo había escrito. Y me entraron ganas de completar la frase: «El hombre está solo porque no sabe que es hijo de Dios».

Otros, aun conociendo la existencia de Dios, piensan: “Uf, somos tantos en el mundo… Dios tiene otras cosas de las que ocuparse. No creo que se vaya a preocupar de mis pequeños problemas. De hecho, todo sucede como si Dios estuviese en un mundo y yo en otro. Será grande su poder, pero no lo veo actuar. Lo que veo es que tengo que trabajar, solucionar mis problemas y aguantar si viene una desgracia”.

A pesar de las apariencias, cada uno puede decir con toda verdad estas palabras: “Dios se preocupa de mí como si solo yo existiera en el mundo”.

«Dios solo sabe contar hasta uno», dijo André Frossard. Para Dios no hay masas. Cada uno de nosotros no es un número anónimo en la infinita muchedumbre de la humanidad. Cada hombre es un hijo único para Él. Dios no tiene otra cosa que hacer que pensar, cuidar y amar a cada uno de sus hijos. Es lo que expresa santa Teresa del Niño Jesús de modo muy sencillo:

«El sol ilumina al mismo tiempo a los cedros y a cada florecilla, como si estuviera sola en la tierra; nuestro Señor se interesa también por cada alma en particular, como si no existieran otras iguales».

«Bien sabes –le dice Jesús a Gabrielle Bossis– que cada alma es para Mí como si fuera la única en la tierra».

Aunque Dios tenga muchos hijos, puede estar pendiente de cada uno como si fuera el único. Lo más importante para Él eres tú. Y se preocupa de tus problemas más insignificantes.

¿O es que tiene una inteligencia limitada y un corazón pequeño?

¿Por qué nos empeñamos en reducir su Sabiduría y su Amor?

Aunque nos contemos por miles de millones los habitantes del mundo, nadie es olvidado por Dios ni un solo instante.

Y ese pequeño problema que tengo ahora o el gran problema que puedo tener mañana, es conocido por Dios, y Él sabe muy bien cómo ayudarme.

Podemos considerar como dirigidas a nosotros estas palabras que le dijo a santa Catalina de Siena:

«Hija, olvídate de ti y piensa en mí, que yo pensaré continuamente en ti».

O estas otras que escuchó Gabrielle Bossis:

Un Dios con corazón de padre y de madre escrito por Pbro. Tomás Trigo

 DIOS TE QUIERE

Es casi imposible que una madre se olvide de su bebé, pero podría suceder. El amor de Dios va mucho más allá, es superior al de todas las madres del mundo.

Han venido desgracias, contratiempos, dificultades. Y pensamos: «Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado». Y Dios nos pregunta, como sorprendido:

«¿Es que puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Pues, aunque ella se olvidara, Yo no te olvidaré!» (Is 49, 15).

¡Qué confianza deben despertar en nosotros estas palabras del Señor! Una madre no puede olvidarse del hijo de sus entrañas, de su recién nacido. «Pues, aunque ella se olvidara…». Es casi imposible que una madre se olvide de su bebé, pero podría suceder. El amor de Dios va mucho más allá, es superior al de todas las madres del mundo.

¿Hemos imaginado alguna vez a Dios Padre abrazándonos contra su corazón con infinita ternura, defendiéndonos del mal con su infinito poder, mirándonos a los ojos como solo un padre o una madre pueden mirar a su hijo recién nacido? (Él nos ha dado la imaginación, la creatividad, para que podamos verlo de algún modo).

¿Puede ese Padre permitir que algún mal dañe a su hijo? ¡No! Por tanto –nos ha dado la razón para que, con la gracia, podamos pensar como Él de algún modo–, cuando nos envíe algo que nos parezca un mal, hemos de concluir que es un bien para nosotros.

«Sabemos que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios», afirma san Pablo (Rm 8, 28).

La sabiduría cristiana popular lo ha expresado de otro modo: «No hay mal que por bien no venga».

Pero, además, hemos de pensar, porque es verdad, que cuando nos envía sufrimientos nos está tratando como a las personas a las que más quiere.

Parece difícil aceptarlo, pero ¿acaso no permitió que sufriera su Hijo? ¿No permitió también que sufriera la Virgen María? Si tratásemos de ver las cosas con los ojos de Dios, con los ojos de la fe, caeríamos en la cuenta de que, cuando permite que suframos, nos demuestra que nos quiere, porque nos trata como a su Hijo y como a su Madre. Entonces, el dolor se transformaría siempre en dolor alegre, que es un tipo de dolor exclusivo de los que creen en el amor de Dios, y que está al alcance de todos.

«Si vienen contradicciones, está seguro de que son una prueba del amor de Padre, que el Señor te tiene» (S. Josemaría, Forja, n. 815).

Con los ojos de la fe, vemos la verdad de estas palabras de Cristo a Santa Teresa:

«Considera mi vida toda llena de sufrimientos, persuádete de que aquel es más amado de mi Padre que recibe mayores cruces; la medida de su amor es también la medida de las cruces que envía. ¿En qué pudiera demostrar mejor mi predilección que deseando para vosotros lo que deseé para mí mismo?».

Y no hay que sorprenderse si, ante esta visión que proporciona la fe, algunas personas reaccionan con una sonrisa escéptica que puede significar: “estáis locos”, “sois imbéciles” o “la religión os tiene sorbido el seso”. Lo han dicho de Jesús y de todos los que han querido seguirlo de cerca.

Tomás Trigo.

domingo, 23 de agosto de 2020

Jugar para conocer..

 "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mt 16, 13-20)
Inteligencia y cariño: éstas eran las dos condiciones que cumplía aquel caniche para ser tenido por "su familia". El buen párroco se sintió acaso en el deber de recordar que los animales son animales y no personas, habida cuenta del abismo que nos separa de ellos. Mientras, yo jugueteaba con el animalito entre el suelo y mis rodillas, tan ajeno como él a ese abismo en cuyo borde debía de encontrarme, por lo visto, sin saberlo ni preocuparme lo más mínimo por ello. Los animales no son humanos, es bien cierto, pero hay momentos en que se parecen a nosotros y nosotros a ellos...
Son los momentos para el juego. Se cuenta de algunas batallas que los contendientes se daban breve tregua para jugar unos con otros. No importaba entonces el bando más que si el otro es un bruto animal y yo persona. Jugando somos todos necesarios. No es posible jugar con uno mismo. Por eso el juego une más que la más justa de las guerras y la más alta de todas las banderas. Nosotros lo valoramos, sin embargo, mucho menos que el trabajo productivo y redentor. Pero, al minusvalorarlo, obtenemos un efecto inesperado: la sobrevaloracion del ocio, que es tiempo para pasarlo sin trabajar. El juego redime mucho más que el propio trabajo y su residuo, hábilmente explotado por la industria del entretenimiento.
No es posible conocer sin querer, reconocer el valor y la inteligencia de otro ser humano sin ponerse a jugar con él. Dos se conocen cuando empieza el juego. Aprenden a respetarse respetando las reglas del juego: ni trampas ni zancadillas. Sobre el terreno de juego queda al descubierto el corazón de las personas: sus sentimientos, su mundo propio. Allí se juega nada menos que la verdad del mundo común, ése que vamos componiendo o descomponiendo con nuestras palabras comunes: desde las más concretas hasta las más abstractas, desde las más humildes hasta las más sublimes. La ética en el juego es la base de la política, juego de la convivencia entre libres e iguales.
Allí donde no se juega o se juega sin reglas, no es solo el abismo entre hombre y bruto el que se abre. Se abre un abismo aún más profundo entre hombre y hombre. El que no sabe querer a una criatura indefensa no sabe desarmar tampoco a otra que puede defenderse. El que no sabe jugar con las palabras o los gestos, con las manos o los pies y con la cabeza, es como uno de esos políticos que nunca cumplen sus promesas. Sus grandes palabras mueren sin haber nacido, gastadas y vacías. Sin mundo propio no hay un mundo común que merezca la pena. Sin ética no hay política, sociedad de personas en juego y en diálogo.
Cuando Jesús se vio rechazado por su pueblo parece que se fue con sus discípulos, como quien se retira a su propio mundo, y les hizo dos preguntas. La primera: "¿quién dice la gente que soy yo?" Y la segunda: "¿quién decís vosotros que soy yo?" A mí esta escena de Jesús con sus discípulos me parece un juego de preguntas y respuestas. Había que jugar porque de lo que se trataba era de conocerse, de que aquellos discípulos -semilla de la futura Iglesia- llegaran a ser el grupo de los que conocen a Jesús en su identidad única.
La gente -el mundo común de la época- tenía una idea común de Jesús, la de que era otro entre los grandes profetas conocidos ya en Israel. Solo ellos, Pedro a la cabeza, sabían quién era Él propiamente. Por eso fueron ellos quienes recibieron, en la persona de Pedro, la misión de edificar la Iglesia e interpretar la ley, esto es, construir el mundo común en que hoy vivimos: este mundo donde cada uno tiene su nombre propio, empezando por Pedro y siguiendo por los demás. Un mundo sin abismos entre hombre y bruto ni entre hombre y hombre. Un mundo con momentos para el juego.

Quen é Xesucristo para ti..??

Hai 2.000 anos, un home de Galilea preguntou ao pequeno grupo de amigos que o acompañaban: “Quen di as xentes que son eu?” A resposta foi moi variada: “Uns, que Xoán Bautista; outros que Elías, e outros, que un dos profetas” Pasaron 20 séculos, e a historia aínda non se puxo de acordo para dar unha resposta unánime. Entón ninguén sospeitaba que aquel mozo aldeán fose un personaxe tan importante. Era un incomprendido. Os violentos atopábano débil e manso. Os encargados da orde xulgábanos perigoso. A xente culta desprezábao e temíao. Os poderosos rían del.

Eran moitos os que escoitaban a súa predicación, pero á maioría interesáballes máis o pan que repartía, que a doutrina que ensinaba. Cando o levaron aos tribunais, todos o abandonaron: só a súa Nai e tres ou catro amigos máis, acompañárono na súa agonía. Parece que todo esqueceríase baixo a lousa do sepulcro, agora baleiro. Con todo, a historia segue virando ao redor da súa figura. Os historiadores continúan citando os acontecementos en referencia a este personaxe: X anos antes, ou despois de Xesucristo din ao datar os seus artigos informativos. 

Media humanidade confesa as súas crenzas en referencia ao mártir do Gólgota. Os libros que se publican non esquecen unha referencia a Xesús. A súa vida inspirou máis da metade da arte que actualmente promove o turismo universal, para contemplar as marabillas do mundo.

Cada ano, miles de persoas deixan patria e fogar, para seguilo a El, ingresando no que se chama canonicamente “Vida consagrada”, que implica a práctica dos votos de pobreza, castidade e obediencia. Por El morreron incontables mártires. A El amárono moitos homes de fe, que se desprazaron a afastadas terras, para predicar a outros pobos, a mensaxe de salvación que Xesucristo quere regalar a todo o mundo.

Ao longo da historia, a xente preguntouse quen é este personaxe que arrastra á entrega total ou ao odio frontal. Moitas das respostas dadas polos homes foron desacertadas. Por iso, e para emendar erros, o Señor pregúntanos aos cristiáns de hoxe: “E vós quen dicides que son eu?”. Nós asumimos a fe dos Apóstolos e contestamos: “Ti es o Mesías, o Fillo de Deus vivo”. Estamos certos desta verdade, porque así nolo demostrou El coas súas obras. A súa vida trasparenta a súa divindade e o seu infinito amor. Nós os cristiáns deste mundo secularizado, que somos á vez causantes e vítimas desta situación relixiosamente empobrecida tomemos o exemplo de María e das pouquísimas persoas que acompañaron a Xesús na súa agonía.

Tomemos exemplo para que nós, que estamos a padecer a pandemia dunha fe descafeinada, demostremos que, se o noso corazón é rico en defensas de vitalidade cristiá, poderemos resistir a todo contaxio de calquera coronavirus que poña en perigo a supervivencia da nosa actitude cristiá.

 

miércoles, 19 de agosto de 2020

DIOS TE QUIERE, ESTÁS SIEMPRE TENSO, HIJO MÍO..

Nos gusta decir que Dios es un Padre, y nos dirigimos a Él con estas palabras que su Hijo nos ha enseñado: «Padre nuestro». Cuando recitamos el Credo, confesamos: «Creo en Dios Padre Todopoderoso». Pero algunos estamos muy lejos de ser coherentes con esa consoladora verdad de fe. ¿Por qué nos cuesta tanto confiar totalmente en nuestro Padre Dios?

Es como si no acabáramos de creer que de verdad es nuestro Padre, que de verdad es omnipotente y que nosotros somos de verdad sus hijos. No hijos en un sentido metafórico, sino real. Para que nosotros pudiéramos ser hijos de Dios, Cristo murió en una Cruz. Nos ha hecho hijos al precio de su Sangre. Jesús no entregó su vida por una metáfora.

Cualquier padre bueno se quejaría si viese que su hijo pequeño no confía en él. El poeta Charles Péguy (18731914) pone en los labios de Dios unas palabras que expresan su queja por nuestra falta de confianza. Me he tomado la libertad literaria de modificarlas un poco:

«Yo te conozco bien, hijo mío. Soy yo quien te ha hecho…

Yo sé llevarte de la mano. Es mi oficio…

Mira, se te puede pedir mucho corazón, mucha caridad, mucho sacrificio.

Tienes mucha fe y mucha caridad.

Pero lo que no se te puede pedir, ¡vaya por Dios!, es un poco de esperanza.

Un poco de confianza, vaya, un poco de relajación.

Un poco de entrega, un poco de abandono en mis manos.

Un poco de renuncia a tus preocupaciones. Estás siempre tenso, hijo mío».

Estamos tensos porque nos preocupan muchas cosas: el pasado y el futuro, los problemas que tenemos que resolver en un plazo fijo, los planes que hemos comenzado y que no conseguimos terminar, la salud, la seguridad, el dinero, los hijos, los padres ancianos. Estamos tensos porque pensamos que todo depende de nosotros, y no confiamos en la ayuda de nuestro Padre.

Es lógico que Dios se queje de nuestra poca confianza. A veces, para lograr que confiemos más, nos hace experimentar de modo especial la ineficacia o la debilidad. No lo hace para amargarnos la vida, sino para que nos abandonemos de verdad en su sabiduría, en su poder y en su amor.

Señor, creo que Tú conoces el pasado y el futuro, y has diseñado un plan maravilloso para cada uno de tus hijos, para mí. Creo que tienes un poder que no conoce límites y que pones a mi servicio. Creo que sientes por mí un amor más grande y más tierno que el de todas las madres del mundo juntas; un amor que se vuelca en mí, como si fuese tu único hijo.

Concédeme, Señor, eso que me pides: un poco de entrega a tu voluntad, de abandono en tus manos, de renuncia a mis deseos de controlarlo todo, de entenderlo todo y de llegar a todo.

 

 TOMÁS TRIGO


O FEITO DIFERENCIAL AUTONÓMICO OU NON TANTO...

Os usos propagandísticos dos nosos líderes autonómicos utilizan profusamente a expresión do Feito Diferencial desta ou doutra autonomía.Vaia por diante que me parece sabia, xusta, eficiente e respectuosa coa dignidade da persoa humana a ensinanza eclesial do principio de subsidiariedade, que afirma que o que pode facer, solucionar unha persoa ou un grupo pequeno non o debe realizar unha instancia superior. Este principio equivale á autoxestión. Significa, por exemplo, que se está a favor da autonomía das familias á hora de xestionar o tipo de educación para os seus fillos e a dos colexios fronte ao Ministerio de Educación, ou os Municipios ante as Autonomías.

A insistente teima sobre o Feito Diferencial non se corresponde realmente coa realidade como intentaremos mostrar a continuación, pero si que máis ben encerra un egoísmo corporativista oligárquico que vén manter o histórico e denigrado caciquismo de séculos pasados.

A pandemia da Covid 19 descubriunos que as residencias de maiores e discapacitados, que son competencia das Autonomías, están en moitos casos en mans de multinacionais, sen distinción de nacionalidades históricas ou non, gobernadas por PP ou PSOE (con Podemos), ou PNV, ou catalanistas, como vemos a modo de exemplo:

-DomusVi (capital francés e inglés), que ten 198 centros e 25.000 prazas, presente nas 17 autonomías.

-CLECE (da construtora ACS da que o presidente do Real Madrid, Florentino Pérez, posúe o 12,52% da propiedade), xestiona 145 Residencias, 92 Centros de Día e unhas 17.000 prazas. Presente en todas as Comunidades Autónomas menos Galicia, Asturias e Navarra.

–VITALIA HOME: 3 Sociedades Limitadas con sé en Jersey son os seus accionistas principais con case o 25% do seu capital cadansúa. Posúe 51 Residencias e case 8.000 prazas en 8 comunidades.

-Ballesol S.A. Os 3 donos da aseguradora Santa Lucía teñen sobre o 67% do capital e son dos cen españois máis ricos. Posúen 46 Residencias en 12 autonomías e máis de 7.300 camas.

–AMAVIR: 41 residencias (da familia Mulliez, 5ª fortuna de Francia cun patrimonio de 32.000 millóns €), presente en sete comunidades. Xestiona 6.223 prazas.

Outras multinacionais: Colisée (50), Orpea (49), Sanitas Maiores (47)…

As empresas que xestionan o lixo das cidades son de multinacionais da construción como ACS (Urbaser), FCC (das irmáns Koploviz) etc. Un concello gobernado polo BNG outorgoulle a recollida do lixo á multinacional FCC con sé en Madrid encarecendo o custo nun 50%.

Ou a xestión da auga que a multinacional española FCC Aqualia S.A. leva nuns 500 municipios (incluídas 9 capitais de provincia e cidades importantes como Vigo, Alcalá de Henares, Jerez de la Frontera, Mérida, Alcoi, Lloret de Mar, Ponferrada, Medina del Campo…).

En canto a compras, vemos que practicamente en tódalas autonomías teñen Zara, o Corte Inglés… visten o mesmo tipo de vaqueiros… compran os mobles “da república independente da túa casa” (Ikea, fundada en Suecia en 1943), que está asentada en máis de 12 comunidades autónomas.

En alimentación tódalas autonomías teñen unha porcentaxe importante en produtos de Unilever, Nestlé, Gallina Blanca.. ou tendas de Carrefour, Mercadona, Eroski, Alcampo…

Se miramos no que se bebe, pois practicamente o mesmo nos diversos lugares e seguro que un aposta a ganador de que en ningún bar ou tenda de bebidas faltará a consabida Coca-Cola ou Pepsi.

Cando analizamos os equipos de fútbol da tribo (cidade), vese que case ningún xogador é nativo. Pertencen a 10 ou 15 nacións, vísteos unha multinacional de USA (Nike) ou Alemaña (Adidas, Puma) que fabrican a roupa no Terceiro Mundo (Asia…) e as letras que levan nas camisetas refírense a empresas asentadas en Xapón, Emiratos Árabes…

A base cultural de películas, series, músicas vén ser exactamente a mesma, con idioma distinto algunhas veces. Os modos de vida e diversión tamén son intercambiables.

Ao final, o que termina diferenciando ás autonomías é o nome do “cacique” correspondente, pero frecuentemente non tanto a maneira de exercer o poder. Con eses “xefes” xérase unha oligarquía que vive á conta dos empobrecidos aparentando ser os seus benfeitores.

Canto se necesita que exerzamos a nosa liberdade e responsabilidade na consecución do Ben Común para todos!! Ser protagonistas e xestionar o que nos pertence con responsabilidade para todos!!

 Antón Negro

Delegado episcopal de Cáritas.


martes, 4 de agosto de 2020

P IMPLICA Q

Quedan afastados xa os meus anos de Universidade onde puiden aprender algo de Lóxica de mans da Compañía de Xesús. Nunca lles estarei demasiado agradecido. Aínda desde a lembranza gardo algúns dos conceptos máis básicos desta disciplina tan apaixonante e tan apegada ao ser humano.

Que é a verdade?, preguntábase Pilatos. Pregunta para nada baladí, que desde a Lóxica recibe múltiples e variadas aproximacións. Que boa e sa a pluralidade. A lóxica axúdanos a tomar decisións lóxicas, permítanme a tautoloxía, e achéganos á verdade, entendámola como a entendamos.

Por acudir ás fontes, tamén nesta cuestión bótanos unha man o bo de Aristóteles cando na súa Metafísica dános unha maxistral lección de lóxica, a saber: “Dicir do que non é que é, ou do que é que non é, é falso, e dicir do que é que é, ou do que non é que non é, é verdadeiro”. Gran tipo este Aristóteles.

Vivimos a época da verdade como imaxe, rodeados de vídeos: que se Facebook, que se YouTube, que se WhatsApp… que se os noticiarios de todas as cadeas de TV… e hai unhas cantas… Nos vídeos hai de todo, algúns mellores que outros. Algúns enganosos, ou construídos a base dun curta e pega que fai que a verdade quede diluída, difuminada ou cercenada en función de intereses concretos. Mesmo medios de comunicación máis ou menos públicos, aparecen en ocasións como abertamente parciais nas súas opinións e non só nas súas imaxes. Non estaría de máis un cadriño para poder decidir que medios de comunicación financiamos cos nosos impostos.

Algúns á nosa época posmoderna, denomínana xa, a época da posverdade. Mesmo en filosofía política hai quen fala xa de posdemocracia. Onde imos chegar! Hoxe falamos de cidadanía; bonito concepto, aínda que un servidor, próximo á reflexión filosófico-política da Escola de Frankfurt, prefira seguir referíndose ao conxunto da sociedade como pobo, sendo este un concepto en desuso nesta nosa época lábil. O pobo, e só el, (tampouco nos gustan os poderes fácticos, que como as meigas habelos hainos) o que ten, polo menos até agora, a capacidade de decidir sobre as cousas que lle afectan. Como diría. Habermas, os afectados sobre algo teñen que decidir sobre ese algo.

Hai unha cuestión que afecta de cheo ao núcleo da sociedade: a educación, o ensino. Os que temos fillos sabémolo. Segundo un acertado proverbio africano “necesítase a toda a tribo para educar a un neno”. Non sobra ninguén!

Oito leis educativas desde a tan traída e levada Transición. Aí imos sobrados… Enténdanme a ironía. Pero, a que non saben un dos poucos denominadores comúns a todas elas? A demanda social polo ensino da relixión. Direino en forma de siloxismo para facerlle as honras ao título dese escrito:

Se a escola ten que atender nos seus ensinos á demanda social (o que o pobo pide) e a sociedade demanda -maioritariamente- o ensino da relixión, daquela a escola ten que ofertar ese ensino.

Isto é así, máis aló da colocación, máis acertada ou menos, dos cadriños de elección da materia nos itinerarios formativos ou da consideración que se poida ter sobre se esta elección supón unha perda de tempo ou non.

Falando de cadriños… Será que a solidariedade ou a xustiza entenden de crenzas? Non creo. Coñezo CARITAS desde a infancia e xamais vin que se lle pedise a ningún solicitante de axuda un carné, unha determinada filiación… ou se lle preguntase por cal dos dous cadriños defínese no IRPF ou se marca os dous, cousa que quen isto escribe ten por costume.

Pois terminamos como empezamos… que a lóxica é iso, lóxica. E a verdade, tamén e que benditos cadriños. Onde hai cadriños cheira a liberdade Que P implica q, é así que p, daquela q.

Queque Bayo,

Profesor de Teoría do Coñecemento na UESD