domingo, 15 de mayo de 2022

Domingo da V Semana de Pascua

15 de mayo de 2022. Festividad de san Isidro, Día del Mundo de la Aldea

AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS

¿Qué otra cosa podemos querer cada uno de nosotros en el momento de la muerte que dejar como legado a nuestros seres queridos un deseo de amor y unidad entre ellos, para nuestra familia, para nuestra comunidad, para nuestro grupo? Así, tan humano, se muestra Jesús en su última cena, en su última despedida: «AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS».

Sin embargo da un paso más y nos invita a recibir nuestra identidad conscientemente y a trabajar por ser dignos, dignas, de llevarla encima. Se lo oí a un sacerdote en una homilía y mis oídos se estremecieron ante una afirmación tan rotunda y tan, he de  reconocerlo, profundamente verdadera. Dijo: «la señal de los cristianos no es la cruz sino el amor».

La cruz es un elemento clave porque nos recuerda que Cristo se entregó hasta la muerte por  cada uno de nosotros.

Y a veces, es verdad, nos quedamos mirando las heridas que sangran y se nos pasa por alto el motivo, que no es el odio, ni la soledad, ni el abandono, el único motivo por el que Cristo está ahí clavado en la cruz es el amor. Tan fácil y tan complejo como amarnos a pesar de nuestras diferencias, a pesar de nuestras incomprensiones, a pesar de nuestros conflictos. Siempre, por encima, Jesús nos recuerda que ha de estar nuestro amor mutuo y que solo ese amor será la manera de reconocernos como hermanos, como hijos.

Hoy también es el día del amor. Feliz día. Feliz domingo.
 

MONICIÓN DE ENTRADA

Muy buenos días, hermanos. Sean bienvenidos a esta santa eucaristía, en el quinto domingo de Pascua. Hemos vivido ya cuatro semanas de Pascua y hemos inaugurado la quinta. Las lecturas bíblicas nos van ayudando a entrar cada vez con mayor conocimiento en lo que significa la vida nueva del Resucitado y las consecuencias que tiene para la comunidad cristiana. Agradecidos con Dios por lo que hace en nosotros, comenzamos la celebración de nuestra misa cantando con alegría…
 

TEXTO DEL EVANGELIO (JUAN 13, 31-33A.34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.

»Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros».
 

REFLEXIÓN: "JESÚS, EL PROTOTIPO DEL BUEN PASTOR", POR JAVIER LEOZ

1.- “La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros” (Jn 13.31-33a.34-35) La secularización lo invade y lo penetra todo. Si resulta difícil para un creyente descubrir y ver los signos de Dios en el mundo, ni que decir tiene que, al tibio en la fe, le resulta inconcebible y por otra parte de poco interés o práctico detenerse en esas disquisiciones. Mis interrogantes, en medio de esta Pascua, son las siguientes: ¿Sostenemos los cristianos la pancarta viva del amor de Jesús o, por el contrario, nos quedamos detrás de ella perdidos con un lenguaje y formas que muchos no comprenden, ni otros tantos entienden? ¿Somos señales por las cuales, aquellos que nos rodean y nos ven, (o que nos traicionan y lapidan) intuyen que Dios y Cristo condicionan y son decisivos en nuestros hechos y comportamientos?

2.- Hace algunos años un científico ateo ascendía a una gran montaña guiado por algunos cristianos. Observó que sus guías, cuando atardecía, se detenían en cualquier rincón y se ponían a rezar y celebrar la eucaristía. Se acercó el científico y les preguntó qué era lo que hacían. "Hacemos oración", contestaron. "¿Y a quién se dirigen en la oración?", volvió a preguntar. "A Dios", le respondieron. El científico sonrió maliciosamente y les preguntó: "¿Han visto ustedes a Dios alguna vez?". Le respondieron que no. "Y, ¿lo han tocado con sus manos?". Nuevamente le dijeron que no. "¿Han escuchado la voz de Dios con sus oídos?". La respuesta nuevamente fue negativa. El científico concluyó: "¡Entonces no sean ustedes locos! Si nunca han visto a Dios, ni lo han tocado, ni oído, ustedes no deben creer en Dios". Los cristianos no le dijeron nada por el momento. A la mañana siguiente, mientras amanecía con una aurora espectacular, el científico salió de la carpa y, al ver las huellas de un león, les comentó a los guías: "Por aquí pasó un León". Uno de los cristianos le preguntó al ateo: "Pero señor, ¿acaso ha visto usted al león?". "No lo he visto", respondió. Volvió a preguntarle: "O, ¿acaso lo oyó cuando pasó por aquí?". "Nada de eso", dijo el científico. "¿Lo tocó con sus manos?", insistió el guía. "Tampoco". El cristiano concluyó: "Entonces usted está loco: ¿Cómo puede creer que pasó por aquí un León, si usted no lo vio, ni lo oyó, ni tocó con sus manos?". El científico, señalando el suelo, repuso enojado: "Es que aquí sobre la arena están las huellas del León". Entonces el cristiano, mirando el cielo y señalando la aurora que asombraba a todos, concluyó: "Señor, ahí tiene usted las huellas de Dios; por tanto, no cabe duda de que Dios existe y actúa. Un Dios que también lo ama y ha dejado su huella en toda la creación, incluso en usted mismo, aunque usted no lo reconozca".

3.- HUELLAS DE DIOS: Si somos abiertos a lo nuevo sin olvidar ni dejar lo esencial: el mensaje de Jesús --Si, en la forma de ser y actuar, se nota que Dios modela toda nuestra existencia --Si no nos quedamos instalados en lo “de siempre” y nos abrimos con tesón y sin vergüenza a un mundo que mayormente le preocupa lo inmediato pero que, por otro lado, pregunta por lo que no conoce --Si descubrimos, en nosotros primero, la presencia de un Dios que nos exige sólo una cosa: amarnos --Si, con humildad, reconocemos que “esa sola cosa” que nos pide nos la puso difícil el Señor: amarnos como El nos amó (desde Dios). No es complicado amar (como nosotros lo hacemos) la cuesta arriba se nos presenta cuando tenemos que amar como Jesús amó. Es la mejor señalización para que los demás descubran que la FE no es un dictado que se dice o se acoge de memoria.

4.- UN MANDAMIENTO NUEVO PARA UN MUNDO NUEVO: La libertad nos deja libres… si la empleamos para hacer felices a los demás y no para que sean nuestros esclavos El diálogo nos hace hermanos… si lo utilizamos para acercarnos y no para imponer nuestros criterios El compartir es sinónimo de amor… cuando no se mira a quién se da ni se espera nada a cambio El amor es cristiano… cuando tiene su origen en Cristo y se ofrece al otro La alegría es contagiosa… si nace espontáneamente de un corazón ocupado por Dios y no preocupado por las cosas La esperanza tiene futuro y nos empuja hacia delante… si no se conforma con lo que ve y lucha por lo que está por venir El amor es siempre nuevo… si no se mide por horas El amor es siempre nuevo… si no se utiliza con segundas intenciones El amor es siempre nuevo… si bebe de la misma fuente que Jesús: DIOS El amor es siempre nuevo… si no apunta favores con nombres y apellidos El amor es siempre nuevo… si no hace de su entrega una farsa El amor es siempre nuevo… si no busca otro interés que el agradar El amor es siempre nuevo… si no habla y actúa El amor es siempre nuevo… si no se repliega en uno mismo El amor es siempre nuevo… si rompe moldes y vergüenzas El amor es siempre nuevo… si no juzga por lo que ve y se brinda a costa de todo El amor es siempre nuevo… si no se confunde “hacer el bien” con “una simple ONG” El amor es siempre nuevo… si busca su ser en la transparencia y no en la apariencia El amor es siempre nuevo… si es como la nieve: cae suavemente y sin meter ruido El amor es siempre nuevo… si es como el agua: por donde pasa genera vida El amor es siempre nuevo… si es como la luna: ofrece luz en la oscuridad El amor es siempre nuevo… si es como el sol: calienta a todos por igual El amor es siempre nuevo… si es como las estrellas: guían en las dificultades El amor es siempre nuevo… si es como la tierra: germina cuando se siembra El amor es siempre nuevo… si es como Jesús: gratuito, inmenso y universal El amor es siempre nuevo… si es como el Espíritu: sopla suavemente y en todas direcciones El amor es siempre nuevo… si es como Dios: ama sin distinción El amor es siempre nuevo… si es como María: está al pie de la cruz y a la puerta de la Resurrección El amor es siempre nuevo… si es como la Pascua: anuncio de VIDA El amor es siempre nuevo… si es como Pentecostés: quema odios y divisiones El amor es siempre nuevo… si es como el Evangelio: no se proclama… se vive y se ofrece.
 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre Todopoderoso, y, confiados en la resurrección de su Hijo, pidámosle que escuche nuestra oración.

Contestaremos todos: «HAZ QUE TE GLORIFIQUEMOS, SEÑOR».

1. Por el papa Francisco, obispos y sacerdotes, para que no olviden que son presencia del amor de Cristo en el mundo, llamados a anunciar lo que por amor les a sido revelado para que, a través de ellos todos los hombres encuentren a Dios. Oremos.

2. Por aquellos que tienen la responsabilidad del gobierno de los pueblos, para que, imitando el modo de amar y servir de Cristo, se comprometan en el desarrollo de iniciativas que privilegien la igualdad y la fraternidad entre los pueblos. Oremos.

3. Para que el mandato de «amarnos los unos a los otros como Dios nos ha amado», permita que nuestros corazones se conmuevan y lleven el auxilio que los más necesitados de nuestro medio claman con urgencia. Oremos.

4. Por nosotros, para que experimentemos en nuestras vidas el amor de Cristo resucitado y llevemos, con alegría, el gran anuncio del mandamiento nuevo que Jesús nos hace hoy. Oremos.
 

ORACIÓN

POR TI, SEÑOR
Daremos razón de tu nombre,
aunque, el hablar de ti,
nos cause desasosiego o incomprensión
Ofreceremos, nuestras manos abiertas,
aún a riesgo de ser tratados como ilusos
de que, lo que damos o hacemos,
no sirve de nada ante un mundo
en el que sólo se valora lo que se paga.

POR TI, SEÑOR
Miraremos al cielo buscando
un rasgo de tu presencia
Miraremos hacia el duro asfalto
para llevar tu Buena Noticia
la alegría de tu ser resucitado
tu Palabra, como aliento y vida
tu rostro que tonifique nuestra triste existencia.

POR TI, SEÑOR
Amaremos, aun no siendo amados
Y, en medida rebosante y sin cuenta,
colmaremos y calmaremos
los corazones que necesitan paz
las almas que se han tornado en tibias
los pies que se resisten a caminar
los ojos que se han quedado en el vacío.

POR TI, SEÑOR
Mantendremos, eternamente nuevo,
el mandamiento que Tú nos dejaste:
amar, sin mirar a quién
amar, sin contar las horas
amar, con corazón y desde el corazón
amar, buscando el bien del contrario
amar, buscándote en el hermano.