viernes, 10 de septiembre de 2021

MÚSICA Y FE

El libro de los Salmos canta la excelencia de la música: “¡Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa”. Y san Pablo exhorta: “Cantad y tocad con toda el alma para el Señor”. También la tradición viva de la Iglesia testimonia el aprecio por la música; una estima que brota de la fe. Recordemos un texto de san Agustín: “Cuando recuerdo las lágrimas que derramé con los cánticos de la Iglesia, y lo que ahora me conmuevo cuando se cantan con voz clara y modulación convenientísima, reconozco de nuevo la gran utilidad de esta costumbre. Apruebo la costumbre de cantar en la Iglesia, a fin de que el espíritu se despierte con el deleite del oído”. El espíritu y la sensibilidad no pueden ser separados en una religión que tiene como fundamento la Encarnación, el hacerse hombre del Hijo de Dios.

Se dice, con razón, que la afinidad entre las artes y la religión – y, en nuestro contexto, entre las artes y el cristianismo – constituye un hecho reconocido y estudiado por los grandes pensadores. No puedo resumir en poco espacio la historia del pensamiento al respecto. Me conformo con evocar un recuerdo personal: la participación en las XIII Jornadas de Teología fundamental, desarrolladas en Barcelona del 7 al 9 de junio de 2007, con el título “Belleza y Teología fundamental”. Se trató de unos días de reflexión en los que el binomio “música y fe” estuvo muy presente. Baste evocar las tres principales ponencias. La primera, desde una perspectiva filosófica, corrió a cargo de Eugenio Trías: “Arte y belleza en la frontera de lo racional”. La segunda, desde un horizonte artístico-teológico, le correspondió a Jordi-Agustí Piqué: “Música y teología”. La tercera ponencia, desde la óptica teológico-fundamental, a Elmar Salmann, “El trasfondo ‘irracional’ de las razones de la fe”.

En el fondo de las tres ponencias se podía captar la necesidad de atender a la razón fronteriza, que limita con la sensibilidad, con las emociones y con las pasiones. La música desempeña este papel mediador, puesto que traspasa los umbrales de la conciencia, a la vez que muestra afinidad con las matemáticas o con la astronomía. También la fe se mueve en este terreno, el de la razón simbólica – o sacramental -, que incluye el logos – la razón -, pero sin separarlo de la estética, de los sentidos, de la percepción e incluso de la imaginación.

Para un católico, entre las referencias básicas de su fe, además de la Escritura y de la tradición, está el oficio del magisterio de la Iglesia, confiado al papa y a los obispos, cuya misión es interpretar, con la autoridad derivada de Cristo, la Palabra de Dios, transmitida en la Escritura unida a la tradición. Desde 1903, fecha de un importante “motu proprio” de san Pío X, el magisterio de la Iglesia ha publicado 253 documentos sobre música. Un número tan elevado de textos indica la relevancia que el magisterio eclesial reconoce a la música, profundamente vinculada a la liturgia y a la teología. Estos documentos son recogidos en la obra “Cantate Domino. Antología de documentos de la Iglesia sobre música desde 1903” que ha publicado la Comisión Episcopal para la Liturgia de la Conferencia Episcopal Española (Madrid 2021).

Óscar Valado Domínguez (Vigo 1981), sacerdote de la archidiócesis de Santiago de Compostela, músico y doctor en Teología, es el director de esta antología. Valado, estudioso de García Morente, ha contribuido con diversas publicaciones al estudio de la relación entre música y fe (tanto desde la perspectiva litúrgica como teológica). Con esta Antología hace una aportación de primer nivel. Los documentos de cada pontificado – desde el de san Pío X al de Francisco – son contextualizados con la ayuda de sendas introducciones escritas por diversos especialistas (entre ellos, Daniel Goberna Sanromán, prefecto de música de la catedral de Tui; el ya fallecido musicólogo José López Calo; y el organista de la catedral compostelana, Manuel J. Cela Folgueiras). Unos cuidados índices completan el volumen.

Como ha dicho el papa Francisco, la música sacra ayuda “a la asamblea litúrgica y al pueblo de Dios a percibir y participar, con todos los sentidos, físicos y espirituales, en el misterio de Dios. La música sacra y el canto litúrgico tienen la tarea de donarse en el sentido de la gloria de Dios, de su belleza, de su santidad que nos envuelve como una nube luminosa”.

Guillermo Juan Morado.

Sacerdote diocesano y director del Instituto Teológico de Vigo

 

A ESPIRITUALIDADE CRISTIÁ

A espiritualidade é un proceso que, segundo Von Balthasar, protagonízase en tres etapas: A autoestima da propia persoa como valor creado; a actividade do individuo para realizarse como persoa; a pasividade do crente, para deixarse realizar baixo a acción do Espírito Santo.

Nas dúas primeiras etapas, subxace un puro humanismo valorándose o home como home e créndose capaz de realizarse como persoa, aínda que sen poder conseguilo plenamente.

A misión do cristián non se limita a crerse un súper valor con capacidade para configurar unha sociedade conforme aos seus criterios terreos. A nosa vocación é a de construír un mundo segundo o plan de Deus. Para iso necesitamos un referente, e tal referente é Xesucristo, que nos di: “Aprendede de min que son manso e humilde de corazón”. Xesucristo é home e é Fillo de Deus simultaneamente. Como home, faise o noso modelo para que sexamos auténticas persoas, e como Fillo de Deus, dános o exemplo para que aceptemos a vontade do Pai e encarnémola na nosa vida cotiá. Xesús vive un proceso de obediencia ao Pai. A súa obediencia ao Pai é o nuclear da súa condición de fillo. O ser fillo é o fundamento da súa espiritualidade e o modelo do noso comportamento.

A afiliación de Xesús é un proceso, con catro momentos fundamentais: A Encarnación; o seu Bautismo; a proclamación do Reino, e a súa Resurrección.

Nos tres primeiros momentos deste proceso, a actitude de Xesús foi pasiva: foi concibido por obra e graza do Espírito Santo; cando o bautizou Xoán no Xordán, abríronse os ceos, e o Espírito descendeu sobre El en forma de pomba, e, movido polo mesmo Espírito, convocou aos Apóstolos para proclamar o seu Reino.

Tras a resurrección, a postura de Xesús faise activa. Funda a Igrexa, na que actúa dinámicamente para levar a feliz termo a súa misión salvadora, en cumprimento da vontade do Pai. Isto ten que ser motivo de inmensa gratitude para nós. Despois da nosa desobediencia, o amor de Deus vestiuse hábito de misericordia na persoa de Xesucristo. Dieus non ten outra posibilidade de amarnos que a de ser misericordioso. O home pode deixar de ser fillo de Deus, pero Deus non pode deixar de ser o noso Pai, e a porta pola que bole o seu amor cara a nós, é o corazón do seu Fillo. Cristo é a porta santa, a porta xubilar de todos os anos Santos. Entremos por esta porta neste ano xubilar, e atoparémonos con Xesús, “canon” da nosa espiritualidade, na súa dobre vertente de obediencia ao Pai e de entrega aos homes; e cheos de xúbilo, como peregrinos, vaiamos pregoando por todas partes, que todos somos amados intensamente por Deus.

Isto cústanos crelo, xa que o noso amor resultoulle moi caro ao Señor, e no noso haber, non temos fondos para corresponder, pero Xesús dinos: “Vide e bebede todos del porque o amor do meu corazón é gratuíto para todos”; tratade de amarvos uns a outros, como vos amo eu, e con isto, xa me considero ben pago.

Indalecio Gómez Varela

Cóengo da Catedral de Lugo

 

LUX. LAS EDADES DEL HOMBRE

Como un devoto fiel –pues lo he convertido ya en tradición personal–, he acudido también este año a la vigésima quinta edición de las Edades del Hombre, que bajo el vocablo latino ‘LUX’ se alberga hasta el 19 de diciembre, en Burgos, Carrión de los Condes y Sahagún.

Aunque reconozco que mi declaración es de forofo empedernido, la presente exposición como las anteriores vale igualmente la pena, desde la consideración tanto artística como pedagógica, pues se ha enmarcado en la celebración del VIII Centenario de la Catedral de Burgos y del Año Santo Compostelano 2021-2022.

Esta vigésima quinta edición de la muestra se desarrolla en tres provincias y cinco sedes expositivas, ejemplos de la arquitectura románica, mudéjar y gótica: la Catedral de Burgos; las iglesias de Santiago y Santa María del Camino, en Carrión de los Condes (Palencia) y el santuario de la Peregrina y la iglesia de San Tirso, en Sahagún (León). Los templos escogidos son preciosas arquetas que dan cobijo a las numerosas piezas de escultura y pintura, perlas sueltas que van explicitando la idea fundamental de la muestra.

La figura protagonista del relato expositivo de “Lux” es la Virgen María. A ella le han sido dedicadas muchas de las grandes catedrales como la burgalesa homenajeada e igualmente entre nosotros la de Tui y la concatedral viguesa. Por otra parte es destacadísima la presencia de la Virgen en tierras castellanoleonesas y especialmente a lo largo del Camino de Santiago, que es el segundo de los elementos esenciales de esta nueva edición de Las Edades del Hombre. Ambos componentes se encuentran además íntimamente unidos, pues en el transcurso del camino se encuentran numerosísimas iglesias, ermitas y monasterios con advocación mariana y que son testigos de la destacada importancia de la Virgen en la historia de la fe de la Iglesia y de muchos pueblos españoles, tierra de María.

La muestra que se inicia en la Catedral de Burgos, remozada y resplandeciente más que nunca hasta ahora en el octavo centenario de su primera piedra, acoge siete capítulos de la exposición ‘LUX’ reuniendo alrededor de 120 obras llegadas de catedrales españolas, que buscan en una muestra genuina de cultura y arte, desarrollar la idea de Fe y arte en la época de las catedrales (1050-1550). Tras un preámbulo titulado Nuevos tiempos, nuevos cambios, le siguen otros capítulos sobre la historia y el significado de las catedrales como cátedras y sedes del magisterio del Obispo, a la vez que signo de la iglesia militante en la tierra que camina como iglesia doliente en el tiempo en busca de la luz eterna: Episcopalis Sedis, Obispos y Cabildo testigos de la luz, Los grandes protectores, Ecclesia Militans, Dolens Ecclesia, A la espera de la luz definitiva, Triumphans Ecclesia y Maeistas Domini, Maiestas Mariae…

En Carrión de los Condes las iglesias citadas albergan ‘LUX’ en tres capítulos: Ave Maria, Tota Pulchra y Virgo et Mater, con medio centenar de obras maestras del arte, entre otros de Pedro Berruguete y de su hijo Alonso, Diego de Siloé y Felipe Vigarny, además de otras obras medievales de gran mérito artístico y religioso. En Sahagún, la exposición se refugia en dos templos iconos del arte mudéjar: en ellos se admiran con gozo y pasmo alrededor de 50 obras de arte, agrupadas en dos capítulos bajo los nombres de Mater Misericordiae y Salve, Regina. 

Por las circunstancias sanitarias, han tenido la agudeza de hacernos peregrinar por la muestra, en absoluto silencio e individualmente, bajando al móvil propio una aplicación con código QR —o si no es factible con audioguía personal e higienizada—, que te hace disfrutar, sin molestias externas, de unos textos muy bien elaborados tanto en las referencias artísticas como teológicas y catequéticas. Todo un baño de cultura y espiritualidad, que no impide otros disfrutes: de la naturaleza, la arquitectura, el camino jacobeo o incluso de la gastronomía ancestral con babero y buen yantar, por ejemplo, en el mesón templario de Villalcázar de Sirga tan próxima a la Frómista natal de nuestro san Telmo…

¡Qué bueno sería que a las cinco diócesis gallegas se les ocurriese inventar una fundación semejante como escuela de evangelización que, a través del aprecio por la belleza y el arte bien explicados, contribuyese a aumentar la formación y la cultura incluso religiosa, de la que están ayunas tantas gentes de nuestro tiempo!

 

Mons. Alberto Cuevas F.

Sacerdote y periodista