1 de mayo de 2022. Festividad de san José Obrero
"El mayor respaldo a nuestra fe viene de aquellos
hombres que, sin dudar un solo instante, lo dejaron todo para dispararse por
los cuatro puntos cardinales pregonando aquella buena noticia"
DÍA DE LA MADRE Y FIESTA DEL TRABAJO
Después de la resurrección de Jesucristo ha llegado para los
apóstoles la hora de la misión. El número ciento cincuenta y tres de peces
pescados milagrosamente simboliza el carácter pleno y universal de la misión de
los discípulos y de la Iglesia. A Pedro, Cristo resucitado le dice por tres
veces cuál ha de ser su misión: "Apacienta mis ovejas" (Evangelio).
Después de Pentecostés los discípulos comenzaron a poner en práctica la misión
que habían recibido, predicando la Buena Nueva de Jesucristo (primera lectura).
Forma parte de la misión el que los hombres no sólo conozcan a Cristo, sino que
también lo adoren como a Dios y Señor (segunda lectura).
En la misa se puede celebrar a las mamás con algunos signos
y gestos:
· Como signo, tener mas destacada la imagen de la Virgen,
con mas flores, etc.
·Las lecturas y guías de la misa pueden hacerlas mamás
·En la Oración universal incluir algunas peticiones por ellas (por
ejemplo): “Pidamos al Dios de la Vida por nuestras Madres y todas las madres,
especialmente las presentes; para que el Señor les retribuya todo el bien que
nos han hecho desde el momento de nuestra concepción”.
· Participación de las madres en las ofrendas: Imagen de María, representando
su intención de ser como ella; Entrega de tarjetas hechas por los niños
previamente.
· Entregar tarjeta con imagen de María y oración para que los niños pongan su
foto y coloreen.
· Al final de la misa, antes de la bendición: se pueden realizar algunos
signos: Se invita a las mamás presentes a ponerse de pié, luego el sacerdote
les da una bendición especial:
MONICIÓN DE ENTRADA
Muy buenos días, queridos hermanos, os damos una fraternal
bienvenida a este lugar Santo en el que nos congregamos para celebrar la Santa
Misa en el III domingo de Pascua. El Señor resucitado se nos hace presente; en
verdad está con nosotros. Reconozcámoslo en nuestra asamblea; en la palabra que
escucharemos; en el alimento santo que vamos a compartir. Con gozo y ensalzando
al Señor que nos ha librado, entonamos el canto de entrada, de pie, para
comenzar esta Santa Misa…
TEXTO DEL EVANGELIO (JUAN 21, 1-19)
En aquel tiempo, se apareció Jesús otra vez a los discípulos
a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos
Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de
Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le
contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la
barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos
no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le
contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y
encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia
de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el
Señor». Al oír Simón Pedro que era el Señor se puso el vestido —pues estaba
desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca,
arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos
doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un
pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis
de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento
cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice:
«Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién
eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo
da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a
los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón,
hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda
vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase
por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes
que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te
digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando
llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú
no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a
Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
REFLEXIÓN: "APARECE EL SEÑOR Y TODO AMANECE",
POR JAVIER LEOZ
El domingo pasado, aquellos que eran amigos y apóstoles,
estaban con las puertas cerradas a cal y canto; hoy tímidamente y al aire
libre. Aquel día paralizados y petrificados por el miedo; hoy más sueltos
aunque sin tener demasiado claras las ideas. Entonces asustadizos por los
acontecimientos que se habían dado en Jerusalén; en este instante vueltos a la
normalidad en su ser pescadores…pero con las redes vacías. Estaban tan
acostumbrados a vivir al calor y al amparo del Maestro que se habían olvidado
hasta de trabajar para vivir y, cuando regresan a lo de siempre, la suerte les
da la espalda: ¡no hemos pescado nada! ¡Cuántos momentos y sucesos entrañables
les vendrían a la memoria de aquellos hombres!; tormentas calmadas; Pedro sobre
las aguas; curaciones; resurrecciones; idas y venidas; ¡todo! (pensaría alguno
para sus adentros) fueron horas felices que quedaron para siempre en el pasado:
- Allá en el mar de Galilea Jesús los constituyó en el grupo
de los “doce”.
- En la arena sus ojos se cruzaron con los de Jesús….oyeron
su voz y, dejándolo todo, lo siguieron.
- Al murmullo de las aguas, tranquilas pero llenas de vida,
contemplaron absortos la multiplicación de los panes y de los peces.
2.- Uno a uno, ¡ay si hablase Tiberíades!, repetiría la
misma propuesta con la misma respuesta: ¡seguidme!... ¡contigo iremos Señor! Y,
en el amanecer, cuando aquellos amigos que parecían vencidos por una pesca
estéril e infructuosa, cuando el silencio era tenso por la ausencia de Aquel que
en el corazón estaba presente…. de nuevo suena la misma voz con llamada al
ánimo y a la esperanza, a la insistencia y al desafío: ¡echad de nuevo las
redes! -Lo desconocido se hace amigo -Los ojos cansados se transforman en
asombro -El ayer, de repente, se actualiza, se retoma… ¡amanece con el Señor! Y
se rompen y saltan por los aires, una vez más, esquemas y redes, sayales y
olas, tristezas y sufrimientos, dudas y noches oscuras. ¡Al amanecer, una vez
más, Jesús lo hace todo nuevo! En el amanecer de aquel día, el intuitivo Juan,
supo reconocer al que en una mesa de Jueves Santo le dejó que reclinase en su
pecho. ¡Es el Señor! Los gestos se repetían con la complicidad de los que nunca
jamás olvidaron. Después de “cortarse el fuego” amanece. Jesús, como una luz
frente a la oscuridad. Sin su presencia todo esfuerzo habría sido en balde. Con
su aparición toda expectativa se queda corta. ¡Es el Señor!
3.- A pie de tierra, el Resucitado (que habla, bendice,
indica y comparte) que tiene mucho de Señor y otro tanto de “siervo mayor” se
sienta y los hace sentar a los que un día llamó en ese mismo lugar para que
descubran en la amabilidad y en la afabilidad, en la sencillez y en el
servicio, en la amistad y en el compartir… sigue tan vivo como aquella primera
vez….como la primera vez de aquel encuentro inolvidable en el lago. ¡Es el
Señor! Y la noche, que infundía temor y cólera, abatimiento y desesperanza, se
transforma en una jornada resplandeciente e iluminada por la presencia de Aquel
que, una vez más, les sorprende, les llena y les habla con palabras y gestos de
amigo. ¡Es el Señor! Y con el Señor las cosas toman un cariz totalmente
distinto. El trabajo se convierte en misión y la iglesia, a pesar del
cansancio, retoma el impulso perdido sabiendo que, cuando Cristo está en el
centro, nada es imposible para Aquel que la sostiene. ¡Es el Señor!
4.- ¿Con qué signos se acerca hoy el Resucitado hasta
nosotros? -No con redes o seminarios rebosantes de peces o llamados al
sacerdocio…..y sí con rostros cargados de tristezas y de miserias. Con rostros
doloridos por fracasos e incomprensiones, luchas y desatinos, dejadez o
desencanto. -No con brasas o dinámicas de trabajo en las que a veces nos
malgastamos y nos empeñamos en una agenda interminable……y sí con una llamada responsable
a ser iglesia, mejor iglesia, con menos círculos cerrados y alejándonos de la
imagen de un simple cortijo donde unos pocos dirigen, y los demás bregan y
dejan la piel en la pesca (cada día más difícil) de ese mar inmenso que es el
mundo que nos rodea. -No en lagos, barcas o reuniones que ponen al descubierto
diferencias y discrepancias y siempre con más de lo mismo....y sí con una
lectura reposada de su Palabra, con una vuelta a su Evangelio, con una
sinceridad de vida, con un trabajar más y más horas en favor de su Reino, con
un bajar a la realidad y a la vida de tantos que siguen remando mar adentro
pero necesitados de palabras de aliento y de consuelo. ¡Es el Señor! Malo será
que, por estar tan pendientes del micrófono y de las luces, de las flores y de
las convocatorias, de los departamentos y de tanto montaje……olvidemos que el
Señor nos exige y nos invita echar las redes en otras direcciones y, a veces,
hasta con otras personas. Cuando los responsables de la evangelización se
empeñan en mantener, al frente de sus estructuras, a agentes de pastoral
gastados e indefinidamente perpetuados en los cargos, en vez de aparecer el
Señor…..suele surgir el desencanto y la ralentización, no tanto por las ideas,
cuanto por la incapacidad limitaciones naturales de llevarlas a cabo.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por el papa Francisco, sucesor de Pedro, para que
continúe con valentía cumpliendo la misión de apacentar a las ovejas, auxiliado
por el Espíritu Santo, en estos tiempos tan difíciles en los que hay que dar
testimonio incluso con la propia vida. Oremos.
2. Por la Iglesia; para que, caminando al paso de la
humanidad, sepa llevar a todos la esperanza gozosa de la resurrección en
Cristo, Oremos.
2. Por los gobernantes de nuestro país, para que Cristo
resucitado sea el modelo a seguir en la conducción de la nación. Oremos.
3. Por los que sufren viviendo sin fe, los que caminan sin
esperanza, decepcionados, como los dos de Emaús; para que el Señor Jesús camine
junto a ellos, abra sus ojos y encienda sus corazones, roguemos al Señor..
Oremos.
4.Por nosotros, aquí reunidos; para que seamos capaces de
reconocerle a él en el prójimo, que camina a nuestro lado, en la sagrada
escritura, en la comida eucarística, al partir el pan. Oremos.
ORACIÓN
que haz concedido a estas hijas tuyas
el gozo de la maternidad,
dígnate aceptar nuestra alabanza
y escucha con bondad lo que te pedimos:
Que las guardes de todo mal,
que las acompañes siempre en el camino de esta vida
y que a su tiempo, las acojas en la felicidad
de tu morada eterna.
Por Jesucristo Nuestro Señor