jueves, 23 de julio de 2020

Documento sobre a mision evanxelizadora da Igrexa

El Vaticano pide una renovación de las parroquias para que sean el "centro propulsor de la evangelización"

La Congregación para el Clero ha hecho pública la Instrucción “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia” promulgada el pasado 29 de junio. El documento, según informa la Santa Sede en su boletín, trata el tema de la pastoral de las comunidades parroquiales, de los diferentes ministerios clericales y laicos, con el signo de una mayor corresponsabilidad de todos los bautizados.

INTRODUCCIÓN

1. La reflexión eclesiológica del Concilio Vaticano II y los notables cambios sociales y culturales de los últimos decenios han inducido, a diversas Iglesias particulares, a reorganizar la forma de encomendar la cura pastoral de las comunidades parroquiales. Esto ha permitido iniciar experiencias nuevas, valorando la dimensión de la comunión y realizando, bajo la guía de los pastores, una síntesis armónica de carismas y vocaciones al servicio del anuncio del Evangelio, que corresponda mejor a las actuales exigencias de la evangelización. 

El Papa Francisco, al inicio de su ministerio, recordaba la importancia de la “creatividad”, que significa «buscar caminos nuevos», o sea «buscar el camino para que el Evangelio sea anunciado»; al respecto, concluía el Santo Padre, «la Iglesia, también el Código de Derecho Canónico nos da tantas, tantas posibilidades, tanta libertad para buscar estas cosas»[1].

2. Las situaciones descritas por esta Instrucción representan una preciosa ocasión para la conversión pastoral en sentido misionero. Es, ciertamente, una invitación a las comunidades parroquiales a salir de sí mismas, ofreciendo instrumentos para una reforma, incluso estructural, orientada a un estilo de comunión y de colaboración, de encuentro y de cercanía, de misericordia y de solicitud por el anuncio del Evangelio. 

1. LA CONVERSIÓN PASTORAL

3. La conversión pastoral es uno de los temas fundamentales en la “nueva etapa evangelizadora”[2] que hoy la Iglesia está llamada a promover, para que las comunidades cristianas sean centros que impulsen cada vez más el encuentro con Cristo.

Por ello, el Santo Padre indica: «Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: “¡Dadles vosotros de comer!” (Mc 6,37)»[3].

4. Impulsada por esta santa inquietud, la Iglesia, «fiel a su propia tradición y consciente a la vez de la universalidad de su misión, puede entrar en comunión con las diversas formas de cultura; comunión que enriquece al mismo tiempo a la propia Iglesia y a las diferentes culturas»[4]. En efecto, el encuentro fecundo y creativo del Evangelio y la cultura conduce a un verdadero progreso: por una parte, la Palabra de Dios se encarna en la historia de la humanidad, renovándola; por otra, «la Iglesia […] puede enriquecerse, y de hecho se enriquece también, con la evolución de la vida social»[5], al punto de profundizar la misión confiada por Cristo, para expresarla mejor en el tiempo en que vive.

 5. La Iglesia anuncia que el Verbo «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1, 14). Esta Palabra de Dios, que ama morar entre los hombres, en su inagotable riqueza[6] ha sido acogida en el mundo entero por diversos pueblos, promoviendo sus más nobles aspiraciones, entre otras el deseo de Dios, la dignidad de la vida de cada persona, la igualdad entre los seres humanos y el respeto por las diferencias dentro de la única familia humana, el diálogo como instrumento de participación, el anhelo de la paz, la acogida como expresión de fraternidad y solidaridad, la tutela responsable de la creación[7].

Es impensable, por tanto, que tal novedad, cuya difusión hasta los confines del mundo aún no ha sido completada, se desvanezca o, peor aún, se disuelva[8]. Para que el camino de la Palabra continúe, se requiere que en las comunidades cristianas se adopte una decidida opción misionera, «capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación».

 II. LA PARROQUIA EN EL CONTEXTO CONTEMPORÁNEO

6. Esta conversión misionera, que conduce naturalmente también a una reforma de las estructuras, implica en modo particular a la parroquia, comunidad convocada en torno a la Mesa de la Palabra y de la Eucaristía.

La parroquia posee una larga historia y ha tenido desde los inicios un rol fundamental en la vida de los cristianos y en el desarrollo y en la acción pastoral de la Iglesia; ya en los escritos de San Pablo se puede entrever la primera intuición de ella. Algunos textos paulinos, en efecto, muestran la constitución de pequeñas comunidades como Iglesias domésticas, identificadas por el Apóstol simplemente con el término “casa” (cfr., por ejemplo, Rm 16, 3-5; 1 Cor 16, 19-20; Fil 4, 22). En estas “casas” se puede reconocer el nacimiento de las primeras “parroquias”.

7. Desde su surgimiento, por tanto, la parroquia se plantea como respuesta a una precisa exigencia pastoral: acercar el Evangelio al pueblo a través del anuncio de la fe y de la celebración de los sacramentos. La misma etimología del término hace comprensible el sentido de la institución: la parroquia es una casa en medio de las casas[10] y responde a la lógica de la Encarnación de Jesucristo, vivo y activo en la comunidad humana. Así pues, visiblemente representada por el edificio de culto, es signo de la presencia permanente del Señor Resucitado en medio de su Pueblo.

8. La configuración territorial de la parroquia, sin embargo, hoy está llamada a confrontarse con una característica peculiar del mundo contemporáneo, en el cual la creciente movilidad y la cultura digital han dilatado los confines de la existencia. Por una parte, la vida de las personas se identifica cada vez menos con un contexto definido e inmutable, desenvolviéndose más bien en “una aldea global y plural”; por otra, la cultura digital ha modificado de manera irreversible la comprensión tanto del espacio como del lenguaje y los comportamientos de las personas, especialmente de las generaciones jóvenes.

Además, es fácil hipotetizar que el constante desarrollo de la tecnología modificará ulteriormente el modo de pensar y la comprensión que el ser humano tendrá de sí mismo y de la vida social. La rapidez de los cambios, el sucederse de los modelos culturales, la facilidad de los traslados y la velocidad de la comunicación están transformando la percepción del espacio y del tiempo.

9. La parroquia, como comunidad viva de creyentes, está inserta en este contexto, en el cual el vínculo con el territorio tiende a ser siempre menos perceptible, los lugares de pertenencia se multiplican y las relaciones interpersonales corren el riesgo de disolverse en el mundo virtual, sin compromiso ni responsabilidad hacia el propio contexto relacional.

10. Hoy se advierte que tales variaciones culturales y la cambiante relación con el territorio están promoviendo en la Iglesia, gracias a la presencia del Espíritu Santo, un nuevo discernimiento comunitario, «que consiste en el ver la realidad con los ojos de Dios, en la óptica de la unidad y de la comunión»[11]. Es, por ello, urgente involucrar a todo el Pueblo de Dios en el esfuerzo de acoger la invitación del Espíritu, para llevar a cabo procesos de “rejuvenecimiento” del rostro de la Iglesia.

III. EL VALOR DE LA PARROQUIA HOY

11. En virtud de dicho discernimiento, la parroquia está llamada a acoger los desafíos del tiempo presente, para adecuar su propio servicio a las exigencias de los fieles y de los cambios históricos. Es preciso un renovado dinamismo, que permita redescubrir la vocación de cada bautizado a ser discípulo de Jesús y misionero del Evangelio, a la luz de los documentos del Concilio Vaticano II y del Magisterio posterior.

12. Los Padres conciliares, en efecto, escribían con amplitud de miras: «El cuidado de las almas ha de estar animado por el espíritu misionero»[12]. En continuidad con esta enseñanza, San Juan Pablo II precisaba: «La parroquia ha de ser perfeccionada e integrada en muchas otras formas, pero ella sigue siendo todavía un organismo indispensable de primaria importancia en las estructuras visibles de la Iglesia», para «hacer de la evangelización el pivote de toda la acción pastoral, cual exigencia prioritaria, preminente y privilegiada»[13]. Luego, Benedicto XVI enseñaba que «la parroquia es un faro que irradia la luz de la fe y así responde a los deseos más profundos y verdaderos del corazón del hombre, dando significado y esperanza a la vida de las personas y de las familias»[14]. Finalmente, el Papa Francisco recuerda que «a través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización»[15].

13. Para promover la centralidad de la presencia misionera de la comunidad cristiana en el mundo[16], es importante replantear no solo una nueva experiencia de parroquia, sino también, en ella, el ministerio y la misión de los sacerdotes, que, junto con los fieles laicos, tienen la tarea de ser “sal y luz del mundo” (cfr. Mt 5, 13-14), “lámpara sobre el candelero” (cfr. Mc 4, 21), mostrando el rostro de una comunidad evangelizadora, capaz de una adecuada lectura de los signos de los tiempos, que genera un testimonio coherente de vida evangélica.

14. A partir precisamente de la consideración de los signos de los tiempos, a la escucha del Espíritu es necesario también generar nuevos signos: habiendo dejado de ser, como en el pasado, el lugar primario de reunión y de sociabilidad, la parroquia está llamada a encontrar otras modalidades de cercanía y de proximidad respecto a las formas habituales de vida. Esta tarea no constituye una carga a soportar, sino un desafío para ser acogido con entusiasmo.

15. Los discípulos del Señor, siguiendo a su Maestro, en la escuela de los Santos y de los Pastores, han aprendido, a veces a través de duras experiencias, a saber esperar los tiempos y los modos de Dios, a alimentar la certeza que Él está siempre presente hasta el final de la historia, y que el Espíritu Santo – corazón que hace latir la vida de la Iglesia – reúne los hijos de Dios dispersos por el mundo. Por eso, la comunidad cristiana no debe tener temor a iniciar y acompañar procesos dentro de un territorio en el que habitan culturas diversas, con la confiada certeza que para los discípulos de Cristo «nada hay genuinamente humano que no encuentre eco en su corazón»[17].


miércoles, 22 de julio de 2020

Google Arts & Culture expón o Portico da Gloria virtual

  • Google Arts & Culture es una nueva forma inmersiva de experimentar el arte, la historia, la cultura y las maravillas del mundo de más de mil organizaciones en todo el mundo.
  • Desde el año 2017, la Fundación Catedral de Santiago cuenta con un apartado propio en Google Arts & Culture en el que ofrece diversas exposiciones y recorridos virtuales sobre sus colecciones artísticas
  • Se han diseñado cuatro exposiciones temáticas sobre el Pórtico de la Gloria que ayudan a conocer mejor esta obra cumbre del arte medieval, su programa iconográfico, secretos y el proyecto de restauración finalizado en el año 2018.  

Durante los meses en que la crisis sanitaria producida por el Covid19 ha confinado a parte de la población mundial y limitado la circulación y el acceso a museos y monumentos, las instituciones museísticas han reforzado su presencia virtual a través de las diferentes soluciones que ofrece internet y las nuevas tecnologías.

Desde el año 2017, la Fundación Catedral de Santiago y Google, llevan a cabo un programa de colaboración que ha permitido la difusión de algunos de los aspectos más destacados del patrimonio cultural de la catedral de Santiago a través de un apartado monográfico en Google Arts & Culture, en donde se ofrecían, hasta ahora, cuatro exposiciones virtuales dedicadas, respectivamente, al Camino de Santiago, el Museo Catedral, el proyecto del Maestro Mateo y los tapices de Goya, los cuales fueron fotografiados con la tecnología Gigapixel, un potente proceso de captura que permite imágenes en la más alta resolución; también varios recorridos virtuales por espacios del Museo, el Palacio de Gelmírez y el Museo de Arte Sacro de Santa María la Real de Sar, espacio gestionado por la Fundación Catedral a través de su programa Compostela Sacra.

Completando esta presencia virtual del patrimonio catedralicio, la Fundación Catedral presenta ahora en Google Arts & Culture una nueva fase en su programa de colaboración, en la que se ha trabajado, en los últimos meses, con el Pórtico de la Gloria como elemento de referencia. Este proyecto virtual sobre el Pórtico ofrece como resultado cuatro exposiciones temáticas a través de las cuales se puede conocer en profundidad esta obra cumbre del arte medieval, su mensaje, programa iconográfico, aspectos más desconocidos y, también, datos sobre el complejo proyecto de restauración que, con el mecenazgo de la Fundación Barrié, se desarrolló entre los años 2006 y 2018, permitiendo la recuperación de este conjunto.

La primera de estas exposiciones lleva por título El Pórtico de la Gloria, la obra cumbre del Maestro Mateo y permite conocer el relato apocalíptico y salvífico que se inicia en la cripta y se desarrolla a través de las estatuas y los relieves de una obra maestra del arte universal; la segunda, Decodificando el Pórtico de la Gloria, se centra en el discurso iconográfico desarrollado por el Maestro Mateo a través de las figuras adosadas en su triple arcada. Le sigue La desaparecida fachada al final del Camino, donde el visitante podrá conocer algunos de los aspectos menos conocidos del Pórtico de la Gloria, los cuales completan el programa iconográfico de este espacio sacro único. Por fin, este bloque dedicado al Pórtico mateano se completa con una exposición virtual dedicada al proceso de restauración y, de manera especial, al trabajo de investigación realizado sobre las diferentes capas de policromía del conjunto.

En este proyecto, dirigido por el Director técnico del Museo Catedral, han participado, como parte de su periodo formativo, varios alumnos en prácticas de los másteres en Gestión Cultural y en Estudios Medievales, así como del Grado en Historia del Arte de la Universidad de Santiago.

Todas estas exposiciones virtuales se encuentran disponibles, en castellano e inglés, a través del enlace https://artsandculture.google.com/partner/cathedral-of-santiago-de-compostela, desde donde la catedral de Santiago abre sus colecciones artísticas al mundo gracias a los recursos que Google pone a su disposición. Todo ello, se complementa con el catálogo digital del Museo, realizado con la colaboración del programa O teu Xacobeo de la Xunta de Galicia (https://museocatedraldesantiago.es)  y se irá completando próximamente con nuevos contenidos digitales sobre la historia y el arte de la catedral de Santiago.

 


Profetismo e Cristianismo

A historia humana está saturada de antinomias: o ben e o mal; a xustiza e a inxustiza; o perdón e a vinganza; o poder e a escravitude… e na historia da salvación cobra especial notoriedade o binomio “Realeza e Profetismo”, coas connotacións de abuso do poder por parte da autoridade, e de denuncia por parte do profetismo. O poder corre o risco de autovalorarse, arrogándose atribucións que non lle corresponden, e descoidando o labor de promocionar a comunidade na súa dimensión humana e cristiá.

Pero tamén o profetismo pode corromperse. A súa misión é ser a voz do pobo e, no seu nome, debe denunciar as inxustizas dos xerarcas cos seus subordinados. Para exercer acertadamente o seu labor, o profeta coide non contaxiarse do espírito das clases dominantes, que en ocasións, máis que dar solucións aos problemas do pobo, buscan denunciar á autoridade de quenda, para que a xustiza a sancione como culpable. Con iso estariamos a pór sobre a mesa o binomio “xuíz- acusado”, e a misión do profeta non é reclamar castigo para o causante do mal, senón buscar solucións ás carencias da comunidade, corrixindo cordialmente aos axentes do ben común, polo descoido dos seus labores.

Non esquezamos que o profeta non fala en nome propio, senón en nome de Deus. E Deus non toma a adarga para protexerse do agresor, e menos empuña a espada para ferir ao agresor, senón que tende a man para levantar ao caído e ofrécelle perdón a quen causou feridas.

Pois iso mesmo debe facer o profeta: utilizar o binomio “xuíz-acusado”, desde a perspectiva do pai misericordioso co seu fillo pródigo. Este non achou a casa paterna pechada baixo sete chaves, senón expedita para recibilo, e os brazos do seu pai abertos para abrazalo, e ambiente de festa no fogar, porque o fillo que se fora, volveu a casa.

Así debe actuar o profetismo, converténdose ao amor fraterno do acusado, para que este se convertase á comuñón acolledora da Igrexa.

Denunciar non é acusar. O que denuncia advirte dalgunha deficiencia co fin de emendala. O que acusa delata ao acusado dalgún delito, co fin de que a autoridade competente lle impoña o oportuno correctivo legal.

Para que todo isto leve á práctica, o Papa Francisco róganos que nos convertamos a Xesucristo, para que El sexa o noso modelo; que nos acheguemos aos irmáns e falémoslles ao corazón, sen ferir os seus sentimentos, e que denunciemos os desaxustes do momento, sen culpar deles a ninguén, senón asumindo cos demais, a responsabilidade que a todos nos incumbe.

Indalecio Gómez

Cóengo da Catedral de Lugo

 


lunes, 13 de julio de 2020

O ESTADO ACONFESIONAL LAICO E O NACIONALISMO

Cando se fala de Estado Aconfesional, xeralmente pénsase que iso só ten que ver coa cuestión relixiosa. Nun Estado Laico por definición ten que haber liberdade relixiosa tanto para crer e practicar a relixión como para cambiala ou non ter ningunha. Pero non debemos esquecer que a ampla realidade das crenzas abarca outros campos como a cultura, a política, e as diversas ideoloxías. Polo tanto, o mesmo cabe dicir da liberdade de pensamento e de ideoloxía. Un goberno democrático auténtico non debe ter pretensións de impor a súa ideoloxía ós cidadáns, o que si fan as ditaduras.

Diversos gobernos españois na historia pretenderon impor a súa mentalidade e ideoloxía, con escaso éxito. O franquismo atopouse que ó final as universidade estaban en mans dos marxistas. Os 14 años de Felipe González e as súas varias leis educativas deron como resultado que unha porcentaxe significativa dos mozos votaran a Aznar… Non esquezamos que Deus nos fixo para a liberdade, mesmo contra El, por iso dicía Sto. Agostiño: “Deus que te creou sen ti non te salvará sen ti”

Agora preténdese impor a ideoloxía de xénero a través de certas leis e as súas sancións. Ante iso dúas ideas: 

1) Iso é un atropelo desde o poder, pois atenta contra a liberdade de pensamento e de ideoloxía. O Goberno non está para moldear ideoloxicamente ós cidadáns senón para servir á sociedade respectando os seus dereitos.

2) Tampouco terán éxito duradeiro nesa pretensión, pois como dicía o Quixote “a liberdade é o don máis prezado que concederon os ceos ós homes”.

Pero vaiamos o tema: ¿Que cabe dicir do nacionalismo nun Estado Aconfesional e Laico? Entendo que nunca se deben confundir Nación e Pobo, tampouco o Pobo coa Oligarquía que vive del.

Os nacionalistas en xeral atribúense a representación de tódolos que viven nun territorio, xa que coñecen a misión histórica desa nación e, por tanto, teñen dereito a implantala para todos. É máis, soen pensar que os traidores á Patria (a súa misión), á Nación, tal como eles a entenden, non teñen dereito a decidir sobre ela. Exemplo desta argumentación vímola no chamado “procés” de Cataluña e de maneira máis tráxica con ETA. Por iso cando falan de decisión democrática de vascos, cataláns… debe entenderse dos que non son traidores á Patria, ou que non son vítimas do que chaman “auto-odio”. Certo que o auto-odio hai que curalo, xa que é unha forma de autoagresividade e necesitaríase tratamento psicolóxico ou psiquiátrico segundo o caso. Ademais, para contextualizar un pouco as afirmacións precedentes, xa na lexislación española pénase ata co cárcere os “delitos de odio”.

Reflexións semellantes habería que facer sobre os nacionalismos nos Estados-Nación de diversos países (España, Alemaña…), que levan á xenofobia, ó racismo, etc. Neste e no anterior caso pouco se respecta o artigo 13 da Declaración dos Dereitos Humanos (ONU 10-XII-1948) que di: “1) Toda persoa ten dereito a circular libremente e a elixir residencia no territorio dun Estado. 2) Toda persoa ten dereito a saír de calquera país, mesmo do propio, e a regresar ó seu país”.

Nun Estado Democrático Aconfesional todo cidadán debe poder vivir cos mesmos dereitos “sentíndose” nacionalista ou apátrida, ou internacionalista, ou estranxeiro, ou ser dos que “toman parte en todo como cidadáns e todo o soporta como estranxeiros; toda terra estraña é para eles patria e toda patria terra estraña” (Epístola a Diogneto), como tamén sendo da ideoloxía que sexa, sempre que esa non leve a atentar contra os dereitos doutras persoas.

Un Estado Laico e Democrático debe fomentar a liberdade relixiosa evidentemente, e tamén a de ideoloxía, pensamento e asociación como afirma a Declaración dos Dereitos Humanos nos artigos:

-18, “Toda persoa ten dereito á liberdade de pensamento, de conciencia e de relixión”

-19: “Todo individuo ten dereito á liber­dade de opinión e de expresión; este dereito inclúe o de non ser molestado a causa das súas opinións, o de investigar e recibir informacións e opinións, e o de difundilas, sen limitación de fronteiras, por calquera medio de expresión”.

-20: “1) Toda persoa ten dereito á liber­dade de reunión e de asociación pacíficas. 2) Ninguén poderá ser obrigado a pertencer a unha asociación”.

As persoas poden ser nacionalistas, pero un Estado Laico non pode selo. O Estado ten que  recoñecer o protagonismo das persoas e as súas asociacións na vida pública, así como o protagonismo das entidades administrativas máis próximas ó suxeito: parroquias ou barrios, concellos. comarcas, provincias… co obxectivo de socializar y distribuír o poder, como corresponde a unha democracia.

Antón Negro 

Sacerdote e sociólogo


jueves, 9 de julio de 2020

MOMENTOS ÚNICOS

"Mientras me sirvo su café y me regala los oídos me convenzo de que está viva y dispuesta a seguir estándolo, siquiera para unos pocos"

"Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas"

(Mt 11, 25-30)

 Acaba de volver del hospital. Acumula ingresos y altas. Cada vez que sale tiene menos tiempo para regresar. Cada vez que sale vale más su tiempo porque dura menos. Y ahí estoy yo, testigo y compañero de sus días, unos mejores que otros y a la espera siempre de una visita inesperada o de un teléfono que suene acaso a buena hora. Cuando el tiempo vale de veras, cuando no se limita a pasar mientras la vida florece en otra parte, se mide no por semanas ni por meses. Se mide por días. Cada día es entonces diferente. Tiene sabor y aroma inconfundibles.

No soporta grandes dolores. Las suyas son dolencias que, más que doler, cansan. Contra el dolor hay alivio. Contra el cansancio, no. Uno puede llegar a cansarse de estar siempre cansado, a abandonarse en el puro agotamiento y desconectar del incansable mundo como un aparato eléctrico en desuso. Es el temido momento en que se vuelve aquello que nunca quisiera llegar a ser para los suyos: un estorbo, un trasto viejo.

No es así en su caso. Ella no ha llegado a eso todavía. Mientras me sirvo su café y me regala los oídos me convenzo de que está viva y dispuesta a seguir estándolo, siquiera para unos pocos. Pasa mucho tiempo sola y por eso, para ella, hay momentos que son únicos. Son como remansos en los que el río de sus largos años ofrece sus aguas al cansado y al sediento: "venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviare". Yo llego y me siento a su mesa. Escucho sus palabras y después su voz desde otro mundo porque el sueño me ha traído y dejado en algún sitio entre recuerdos olvidados.

El misterio de los sueños que revelan ha ocultado la humildad del sueño y su poder revelador. Los sueños revelan secretos a los grandes de este mundo: a los reyes, los profetas y cuantos se sienten elegidos. El sueño del cansado, del que no ha dormido bien o bastante, del que no puede ya con la tarde después de la comida, revela a todos, grandes o pequeños, un secreto a voces: que necesitamos descansar. Nuestras necesidades más elementales nos devuelven a la humilde realidad que somos mientras vivimos en este mundo. Y sabido es que precisamente a los humildes es a quienes ha querido Dios revelar los secretos de su Reino, ocultos a los sabios y entendidos.

Para no cansarse de estar cansado conviene descansar. Ella lo sabe mientras cuenta el secreto de su vida ya vivida. No ha sido fácil para ella pero ha alcanzado una edad que le autoriza a dar sabios consejos. Ni uno solo sale de sus labios, sin embargo. Ni una sola cima que escalar a puro esfuerzo. Escuchar a los mayores te hace sabio. Pero descansar a su lado, sin agobios, te deja ser lo que ya eres: alguien que no puede con la tarde después de la comida y necesita una voz suave que le arrulle. "Le deseo que sea tan feliz como lo he sido yo en la vida", me dice una vez. Nadie conoce la vida como ella y por eso me la entrega, así de clara. En forma de deseo, que es casi una plegaria. Para ella son los días que miden su tiempo más valioso. Para mí, la vida sin medida es lo que espero.

E. Militaru

O ESTADO ACONFESIONAL LAICO E A RELIXIÓN

Nos medios de comunicación atopámonos, ás veces, con algúns políticos que anuncian que non asistirán a unha celebración relixiosa porque España é un Estado aconfesional. Tamén hai “opinadores” profesionais que sosteñen a mesma postura. Pero estas actitudes non teñen fundamento nun Estado Democrático.

S. A. Tocarev no seu libro Historia de las religiones editado na URSS, que en España publicou a editorial comunista Akal (1979), escribe nunha nota do autor ó comezo da obra:

Educar ó home sobre a base das concepcións materialistas científicas é unha das máis importantes tarefas ideolóxicas que debemos realizar durante o período de edificación do comunismo. O programa do PCUS sinala a necesidade de ‘realizar sistematicamente unha ampla propaganda científica ateísta, explicar pacientemente a debilidade das crenzas relixiosas’. Resulta imposible levar a cabo a propaganda ateísta científica se non se coñecen a fondo e seriamente as relixións pasadas e actuais dos diferentes pobos”.

Nun partido de tenis por televisión hai un detalle que case nunca falla para coñecer a procedencia dos tenistas, e é que os que son naturais dos países excomunistas levan xeralmente colgada do pescozo unha cruz. Isto sería a constatación de que a educación estatal atea e (pseudo)científica foi un completo fracaso. Teñen en conta esta realidade obxectiva os que aquí pretenden facer o mesmo?

Se un concello español crea unha Oficina Municipal para apostatar da relixión católica está indo contra o que é un Estado laico ou aconfesional. Ademais converte unha institución do Estado (o Concello) en confesante en temática relixiosa, e en militante anticatólica, ou contra outro grupo relixioso se se dese o caso. Non respecta unha liberdade fundamental dos cidadáns.

Un Estado aconfesional ou laico debe respectar as crenzas relixiosas dos seus cidadáns. Non só respectalas senón tamén facilitar que as poidan practicar tanto persoal como institucionalmente, pois forman parte dos Dereitos Humanos proclamados pola ONU (10-XII-1948) como vemos no artigo 18Toda persoa ten dereito á liberdade de pensamento, de conciencia e de relixión. Este dereito inclúe a liberdade de cambiar de relixión ou de crenza, así como a liberdade de manifestar a súa relixión ou a súa crenza, individual e colectivamente, tanto en público como en privado, pola ensinanza, a prác­ tica, o culto e a observancia”.

Terá alguén dúbidas acerca de que un Estado aconfesional e laico debe promover o exercicio de tódolos Dereitos Humanos? Supoño que non, por tanto, un Estado democrático e laico ten a obriga de favorecer a práctica relixiosa dos crentes, ó igual que tutelar os dereitos dos agnósticos e ateos. Do contrario, estaría tomando postura contra as Convencións Internacionais de Dereitos Humanos e limitando as liberdades humanas máis fundamentais

Unha das definicións máis clara e breve da liberdade relixiosa atopeina en Bieito XVI na súa Mensaxe da Paz para o 1 de xaneiro de 2011: “A liberdade relixiosa significa tamén, neste sentido, unha conquista do progreso político e xurídico. É un ben esencial: toda persoa poderá exercer libremente o dereito a profesar e manifestar, individualmente ou comunitariamente, a propia relixión ou fe, tanto en público como en privado, pola ensinanza, a práctica, as publicacións, o culto ou a observancia dos ritos. Non debería haber obstáculos se quixese adherirse eventualmente a outra relixión, ou non profesar ningunha” (nº 5)

Supoño que ninguén poñerá en cuestión que unha autoridade política ten liberdade para ser dunha relixión e practicala, ou non ser de ningunha. Faltaría máis! Pero en relación ó tema inicial a conclusión non pode ser outra que: a asistencia dunha autoridade a unha celebración relixiosa, no caso de non ser el crente desa relixión ou de ningunha, expresa o respecto e o apoio a uns cidadáns no exercicio lexítimo dos seus dereitos que todo Estado democrático (aconfesional e laico) debe respectar e promover. É máis, nalgunhas circunstancias, para unha autoridade é mesmo unha obriga moral ineludible a súa asistencia, que dificilmente podería delegar noutra persoa.

Antón Negro

Delegado Episcopal de Cáritas

 


miércoles, 1 de julio de 2020

EL REINO DE DIOS

        Hojeando un libro de José Arregui, Jesús siglo XXI, vemos lo que el autor afirma sobre el concepto de Reino de Dios: “Significa que la justicia, la paz y el amor reinan entre los hombres y en la naturaleza. He ahí lo que esperaba y anunciaba Jesús”. El mismo cita un pasaje de Schillebeeckx: “El Reino de Dios es un mundo nuevo en el que el sufrimiento ha sido abolido, un mundo de hombres salvados que conviven bajo el impulso de la paz y en ausencia de toda relación amo-esclavo”.

         Seguramente se pueden rastrear citas de muchos teólogos que se manifiestan en el mismo sentido. Lo que llama la atención es que ninguno de ellos repare en que ese mundo no existe ni probablemente vaya a existir nunca. Y sin embargo los cristianos han leído y proclamado y aceptado las palabras de Jesús: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca” (Mc 1,5), “el Reino de Dios está en medio de vosotros” (Lc 17,20) y han creído que ese Reino se instauraba precisamente con la llegada del Nazareno.

         No hace falta recordar que, aparte de algunas curaciones atribuidas a El, tras la venida de Jesús el mundo siguió su curso. No hubo ninguna transformación radical, no acaeció ningún corte en la historia de los humanos. Las cosas siguieron como siguen las cosas en la historia. Parecería, pues, que hay que dar la razón a Loisy y a su en su conocido diagnóstico: “Jesús predicó el Reino de Dios y vino la Iglesia”.

         Creyente en las palabras de Jesús, no tengo más remedio que buscar otro significado para su anuncio del Reino, si es que quiero, sin que la realidad me desmienta cada día, seguir adhiriéndome a él.

         En la tradición bíblica el mundo creado por Dios es un mundo profano. La creación significa que Dios es capaz de construir algo fuera de sí, algo distinto de Él y que, en consecuencia, ya no es divino. Un universo bueno para los ojos de su creador. Eso significa que hay en él suficientes raíces de bondad como para que los humanos puedan disfrutarlo, organizarlo, construirlo, ponerlo a su servicio. Pero se trata de una tradición realista, que tiene en cuenta que también el mal se ha derramado en el mundo. A lo largo de los siglos los humanos se esforzarán en buscar un horizonte, un final reconciliado, un mundo nuevo. Hoy sabemos del fracaso de esos intentos.

         ¿Qué es, pues, el Reino de Dios? Es la presencia y la promesa que se encierran en todos los acontecimientos. La venida de Jesús sí marca una cesura. Es la que se produce cuando, derramando el Espíritu, da una dimensión trascendente a la realidad histórica. Cada gesto humano de fraternidad, de ayuda, de compañía, de justicia, de solidaridad, de creación de bienestar está habitado por el Espíritu y es una realidad y una promesa de vida eterna, de una vida después de la vida.

         El Reino de Dios afecta, pues, a todos los seres humanos, pero es perceptible únicamente para los espíritus contemplativos. El Vaticano II acuñó un concepto caro a Juan XXIII, el de los signos de los tiempos y encomendó a la Iglesia la tarea de irlos leyendo. No quería que cayera en el reproche de Jesús: “¿teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?” (Mc 8,18)

         ¿Quiere esto decir que no pueden suscribirse las frases que encabezan este artículo? Ese supuesto Reino de paz, de justicia de fraternidad ¿no existe? En nuestra historia no hay situaciones de paz sin enemistades ni de justicia sin exclusiones ni de fraternidad sin tensiones. Pero por otra parte donde hay paz, justicia, fraternidad, allí está el Reino de Dios para quien sabe leerlo, gozarlo y esperarlo.  De ahí los esfuerzos necesarios, siempre precarios, para instaurar esos momentos y las estructuras que los hagan posibles. La teología de la liberación lo vio claramente.

         Vivimos en un mundo que se esfuerza, con muchos fracasos pero una y otra vez, en construir una paz y una justicia siempre amenazadas.  Para el creyente ese mundo es una parábola de Dios. El Reino de Dios está en medio de nosotros.


Carlos F. Barberá.