Estamos a celebrar o quinto centenario de Santa Tereixa de
Xesús, de Cepeda y Ahumada, unha muller extraordinaria tanto para Igrexa como
para a sociedade, pola súa calidade humana, espiritual e literaria, e vimos un
artigo que nos chamou a atención sobre ela, titulado: “El verdadero
retrato”, que compartimos con vostedes.
De la santa abulense Teresa de Jesús nos han llegado dos
tipologías de retratos: unos literarios y otros pictóricos o escultóricos. En
el aspecto literario, podríamos considerar el que nos ofrece la Madre María de
San José, Priora del Carmelo de Sevilla, o el que nos ofrece el jesuita padre
Francisco de Ribera, ambos bien conocedores de la santa.
Voy a resaltar hoy el retrato de la Madre María de San José,
que asistió a varias poses de la santa, cuando era pintada por Fray Juan de la
Miseria:
«Era esta santa de mediana estatura, antes grande que
pequeña. Tuvo en su mocedad fama de muy hermosa y hasta su última edad mostraba
serlo. Era su rostro no nada común, sino extraordinario, y de suerte que no se
puede decir redondo ni aguileño. Los tercios de él iguales, la frente ancha e igual
y muy hermosa; las cejas de color rubio oscuro con poca semejanza de negro,
anchas y algo arqueadas».
«Los ojos negros, vivos y redondos, no muy grandes, mas muy
bien puestos; la nariz, redonda y en derecho de los lagrimales para arriba,
disminuida hasta igualar con las cejas, formando un apacible entrecejo, la
punta redonda y un poco inclinada para abajo; las ventanas arqueaditas y
pequeñas, y toda ella muy desviada del rostro».
«Mal se puede con la pluma pintar la perfección que en todo
tenía: la boca de muy buen tamaño. El labio de arriba delgado y derecho; el de
abajo, grueso y un poco caído, de muy linda gracia y color. Y así la tenía en
el rostro, que, con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento
mirarla y oírla, porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y
acciones. Era gruesa más que flaca, y en todo bien proporcionada; tenía muy
lindas manos, aunque pequeñas». (Madre María de San José, Libro de las
Recreaciones)
¡Cuán fea y legañosa me habéis pintado!
Como retrato pintado, resaltaré el que pintó el padre Fray
Juan de la Miseria, en 1576. Fue este religioso un carmelita napolitano,
formado en el arte de la pintura en el seguimiento de Claudio Coello. Espíritu
visionario y errabundo, probó vida consagrada con los franciscanos descalzos,
para, al fin, recalar en el Carmelo.
Santa Teresa lo descubrió en Madrid, en casa de doña Leonor
de Mascareñas. Muchos sufrimientos hubo de vencer la santa, para posar y
dejarse pintar por el fraile. Nos lo refleja así el padre Gracián en sus
Escolias: «Estando en Sevilla, impuse a la Madre una mortificación, que fue de
las que más sintió, que fue mandarla retratar. Lo sintió mucho, que aún yo tuve
lástima de lo que padeció, porque también el modo fue muy desabrido, que mandé
con mucho rigor que obedeciese a todo lo que Fray Juan de la Miseria le
mandase, y sin querer oír otra razón ni réplica alguna, me ausenté. Y el Fray
Juan de la Miseria no era tan buen retratador ni de primor y cortesano como
otros.
Y porque entraba allá adentro a pintar, venía bien que la
retratase. Y, teniendo aparejados sus colores y su lienzo, la llamó. Y él teñía
obediencia de que lo hiciese lo mejor que supiese y ella que le obedeciese. Y
así, sin mirar más primores, le mandaba ponerse el rostro en el semblante que
quería, riñendo con ella, si tantico se reía o meneaba el rostro. Otra vez,
tomábale él mismo la cara con sus manos y volvíala a la luz que le daba más
gusto, su-friendo el estar mucho tiempo sin menear la cabeza con las
incomodidades que el otro tenía por comodidades para su pintura».
El retrato del Carmelo sevillano lleva la paloma del
Espíritu Santo en el ángulo superior izquierdo, con la siguiente flámula sobre
el halo de la cabeza: Misericordias Domini in eternum cantabo (cantaré
eternamente las misericordias del Señor). Al lado izquierdo, tres cartelas
superpuestas: 1. B.W. Teresa de Jesús. 2. Anno suae aetatis 61. Anno salutis
1576, secundo mensis Iunii. 3. «Este retrato fue sacado de la Madre Teresa de
1HS, fundadora de las descalzas carmelitas. Pinctólo Fray Juan de la Miseria,
año de 1576».
Las carmelitas prefieren el retrato que perteneció a la
familia Ahumada.
Agustín Hevia Ballina,