lunes, 18 de mayo de 2020

Ya van dos meses...

"¿Aprenderemos o, una vez que haya pasado todo, nos olvidaremos para volver a lo mismo? Depende de cada uno"

Sí, dos meses en “estado de alarma”, dos meses confinados, dos meses donde los proyectos más inmediatos se nos vinieron abajo, dos meses para aprender a vivir de otra manera…

No sabemos hasta donde “resistiremos” ni tampoco – y es lo más importante – si venceremos lo antes posible esta pandemia y las consecuencias que trae consigo: paro, pobreza, precariedad, secuelas físicas de quienes lo han pasado y ausencias irremediables de quienes no lo han superado y se nos han ido.

Hay algo que mucha gente se pregunta: ¿aprenderemos algo de esta experiencia?, ¿habrá un antes y un después?, ¿será la vida de otra manera?...

Seguramente que sí, que nos va a cambiar la vida, la economía y las relaciones sociales, etc., porque hemos caído en la cuenta de que como seres humanos somos frágiles, de que no somos tan autosuficientes y capaces como nos creíamos. El COVID-19, si alguna cosa buena nos trajo, es una cura de humildad que derrumba el castillo de naipes de nuestra prepotencia del bienestar a toda costa, obligándonos a tocar fondo. 

Pero, ¿aprenderemos o, una vez que haya pasado todo, nos olvidaremos para volver a lo mismo? Depende de cada uno. Al menos algunos caeremos en la cuenta de que en la vida hay cosas más importantes que el tener, el aparentar, el consumismo insaciable y el crecimiento económico ilimitado. Están la salud, el respeto, la convivencia, el cuidado del medio natural, incluso cierta austeridad que nos libere de lo superfluo para compartir con los otros lo necesario.

En fin: estamos ante todo las personas, cada persona, independientemente de la edad, las ideas, la procedencia y la cultura; está también la fe y, por supuesto, Dios.

¿Aprenderemos?