Sección litúrgica "Dóminus"
5º Domingo del Tiempo de Cuaresma
3 de abril de 2022. Festividad de san Cresto
"Para el Señor, el momento presente, es lo más
esencial. Y, lo más deleznable, aquellos que sin tener potestad para ello, se
erigen en jueces de los defectos de los demás"
CAMINAMOS JUNTOS
· La Iglesia peregrina en la tierra, la Iglesia en marcha
(LG 9) es la expresión simbólica de un pueblo que persigue una meta y para ello
se pone en camino. Como Israel en el Antiguo Testamento caminó como pueblo
hacia la libertad, la Iglesia está siempre en marcha. Las diversas clases de
procesiones, peregrinaciones y desplazamientos dentro de las celebraciones en
la Cuaresma, son como un símbolo de esta realidad.
· La comunidad “Sale” de un lugar, abandona una situación y
un estilo de vida, se convierte, “camina en unión”, unos con otros en
fraternidad, subrayando así la comunitariedad de su camino. Hacia una “meta”,
que puede ser un santuario, una iglesia, o el altar para la comunión: siempre
un lugar simbólico del misterio cristiano, en un proceso de identificación con
lo que éste requiere significar.
· El “marchar”, el caminar en la vida cristiana y más en la
celebración, viene a ser una parábola de la Iglesia en camino. Una comunidad
escatológica que en cierto modo se trasciende a sí misma y avanza hacia la meta
propuesta. Que se siente peregrina, sin afincarse excesivamente ni en un lugar
ni en una situación.
· El caminar es una expresión de que viajamos con esperanza,
con los pies en el “hoy y aquí” y convencidos de la presencia de Cristo en
medio de nosotros, compañero de camino, como en Emaús: Cristo es el camino.
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos días, queridos hermanos. Nos alegra teneros
nuevamente en la casa de Dios para celebrar juntos, hoy, la eucaristía
correspondiente al quinto domingo de Cuaresma, últimas celebraciones previas a
la Semana Santa, ya cercanas al Domingo de Ramos. Con la liturgia de este día
nos seguimos preparando ya para las próximas celebraciones pascuales. Con esa
confianza de participar un día de la Pascua definitiva con Jesús, comencemos
esta misa. De pie, cantamos todos.
TEXTO DEL EVANGELIO (JUAN 8, 1-11)
En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero
de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él.
Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una
mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta
mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley
apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle, para
tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo
en la tierra.
Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y
les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera
piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas
palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se
quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le
dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie,
Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques
más».
REFLEXIÓN: "MISARABLE Y MISERICORDIA", POR
JAVIER LEOZ
¡Qué distintos los pensamientos de Dios a los que nosotros
tenemos! ¡Qué distintas nuestras miradas, sobre el mundo o sobre las personas,
a las que Dios posee! ¿Por qué será?
1.- Nuevamente, en total sintonía con aquella impresionante parábola del Hijo
Pródigo que, el domingo pasado contemplábamos, escuchamos el relato evangélico
de este cuarto domingo de cuaresma: la misericordia de Dios es tremenda,
infinitamente inalcanzable. ¿Cuándo entenderemos que, el Señor, tiene corazón
de padre, manos que acogen y ojos con los que, siempre, mira con amor?
Una vez más, camino de la Semana Santa, Jesús –Hombre y Dios- nos va mostrando
con más nitidez y con asombrosas pistas el rostro auténtico del Padre: aborrece
el pecado pero ama al pecador. Poco le importan las historias pasadas de
aquella mujer. Para el Señor, el momento presente, es lo más esencial. Y, lo
más deleznable, aquellos que sin tener potestad para ello, se erigen en jueces
de los defectos de los demás.
Es necesario, por supuesto, una autocrítica. Preguntarnos hasta qué punto,
nuestra vida cristiana, se encuentra un tanto adulterada. Pero, no es menos
cierto, que también estamos llamados a ser comprensivos con los demás y, por
supuesto, a ser conscientes de que –si nosotros tenemos alguna que otra cicatriz
abierta en nuestra carne- también los demás pueden tenerla ¿O no?
2.- En la quinta estación del vía crucis contemplamos a Simón de Cirene
ayudando a llevar la cruz. Esa debe ser la actitud nuestra cuando, a nuestro
paso, discurren situaciones que nos pueden parecer llamativas o pecaminosas. De
nada sirve airearlas, publicarlas. ¿No sería mejor ayudar? A aquellos escribas
les importaba un bledo la vida de aquella mujer (entre otras cosas porque
sabían perfectamente que el adulterio ya estaba sentenciado de antemano sin
necesidad de recurrir a Jesús). Pretendían una excusa para coger fuera juego al
Señor. En definitiva, para dejarlo al descubierto. No lo consiguieron.
Muchas veces, queriendo o sin querer, con verdad o sin ella, podemos hundir a
muchas personas; sentenciarlas o enterrarlas en vida. El morbo, y más con los
poderes mediáticos llamando a nuestra puerta, se convierte en algo muy
apetitoso pero también muy perjudicial para la salud pública y para la paz
social.
Que nosotros, como cristianos, busquemos siempre lo que Jesús ofreció a esta
mujer, su compasión y comprensión. Qué bien lo expresa San Agustín “Sólo dos
quedan allí: la miserable y la Misericordia”. Qué bien nos vendría una
reflexión al hilo de este tiempo cuaresmal: ¿Cómo nos posicionamos frente a los
defectos de los demás, cómo jueces o como personas que saben comprender y
arrimar el hombro?
3.- Todos los cardenales, con motivo de la elección del nuevo Papa, nos
orientaban en esa misma dirección durante esta semana: ¡Hay que presentar el
rostro de la misericordia de Dios a nuestro mundo!
Que el Año de la Fe nos haga redescubrir, potenciar, cuidar
y valorar aquello de: no anteponer a la bondad del corazón los juicios que
destruyen a las personas.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A Dios Padre que nunca nos deja solos, como nunca dejó solo
a Jesús en el cumplimiento de su voluntad, confiemos nuestra oración diciendo
todos juntos: QUÉDATE CON NOSOTROS, SEÑOR.
1. Por nuestra Santa Iglesia, para que siempre sea un lugar
de acogida, donde todos podamos ser escuchados, y encontremos la misericordia y
el perdón. Oremos.
2. Pidamos también por la paz y la dignidad de los pueblos,
para que cesen las guerras, las prevaricaciones, el terrorismo y todas aquellas
prácticas perversas que aniquilan a la humanidad y la hacen esclava de poderes
violentos. Oremos.
3. Por quienes han sido juzgados de manera injusta y viven
en prisión, para que el Señor, que conoce las consciencias de cada persona sea
su juez y los mantenga firmes en la fe, colmándolos de paciencia y fortaleza
hasta alcanzar su libertad.. Oremos.
4. Por todos aquellos que sufren persecución a causa de la
fe, para que no pierdan el coraje de dar testimonio de Cristo y de su
Evangelio. Oremos.
5. Por todos los que hoy celebramos esta eucaristía y hemos
escuchado la Palabra de Dios, para que no nos creamos mejores que los demás ni
nos convirtamos en jueces, sino que aprendamos de Jesús a ser comprensivos y
misericordiosos con todos. Oremos.
ORACIÓN
AYÚDAME A MIRAR COMO TÚ, SEÑOR
A no dejarme llevar por mis juicios,
interesados, duros y excesivamente crueles.
A observar, no tanto los aspectos negativos,
cuanto la bondad y lo noble de los que me rodean.
AYÚDAME A MIRAR COMO TÚ, SEÑOR
A no conspirar ni levantar castillos
en las ruinas sufrientes de tantos hermanos
A no señalar defectos e historias pasadas
que, entre otras cosas,
sólo sirven para causar sensación o daño
AYÚDAME A MIRAR COMO TÚ, SEÑOR
A ser prudente, como tú lo fuiste
con aquella mujer, que adulterada en su vida,
comenzó otra vida nueva
ante tu forma de mirarle y corregirle
AYÚDAME A MIRAR COMO TÚ, SEÑOR
A ver el lado bueno de las personas
A no recrearme con el sufrimiento ajeno
A no ser altavoz de calumnias y mentiras
A ser hombre y no jugar a ser juez
AYÚDAME A MIRAR COMO TÚ, SEÑOR
A no manipular ni airear
las cruces de las personas que las soportan
A no enjuiciar ni condenar
los defectos de tantos próximos a mi vida
A no hacer estandarte ni burla
de los que están hundidos en sus miserias
AYÚDAME A MIRAR COMO TÚ, SEÑOR
Para que, frente a la mentira, reine la verdad
Para que, frente a la condena, brille tu misericordia
Para que, frente a la burla, salga la comprensión
Para que, frente a la humillación, despunte la bondad
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